sábado, 30 de agosto de 2008

CASTELLI: EL CANCER DE LENGUA


El libro se llama “La Revoluciòn es un sueño eterno”. Su autor es Andrès Rivera. Lo estuve buscando durante mucho tiempo porque estaba agotado, pero ahora saliò una nueva ediciòn de la editorial “Seix Barral. Biblioteca Breve” y pude acceder a èl.

Es una novela que revela en forma exquisita, el acontecer de los ùltimos dìas de Juan Josè Castelli, el principal orador de la Revoluciòn de Mayo, aquel que ante el Obispo Luè que representaba en su discurso a los españoles, supo defender con contundencia la posición nacional.

Una “lengua filosa”, una lengua “Jacobina” diràn después sus enemigos, donde brillaban las palabras y al mismo tiempo pesaban las palabras, las palabras que debian defender la Revoluciòn, las que debìan justificarla, fundamentarla, construirla tambièn en los verbos.

¿Cuánto valor habrà tenido Castelli y sus otros compañeros de ruta para pronunciarlas en aquellos momentos grises? ¿Què incertidumbres lo carcomerìan aùn cargado de valor? ¿Què miedos lo habràn visitado cuando le tocò hablar en el Cabildo del 22 de Mayo? ¿Qué habrà sentido su corazòn al pronunciarlas?. Siempre me desvelaron estas incògnitas, esa lucha eterna entre lo “permitido” y “aceptado” y la audacia corajuda, propia de los que quieren cambiar la realidad.

Y este Castelli, el “orador de la Revoluciòn”, es el mismo que una vez "parida" la Primera Junta de Gobierno, tiene por misiòn aplacar rebeliones en el norte y tambièn fusilar a los traidores. Es el mismo. Su lengua filosa y su andar cotidiano se encuentran en la acciòn. Es una unidad que piensa, dice y ejecuta. Es un revolucionario.

Pues bien, Andrès Rivera cuenta en su novela que Castelli muere poco tiempo después por càncer de lengua y este dato no se le escapa al autor, en realidad es el eje de su trabajo: El orador de la revoluciòn, muriendo de càncer de lengua. Hay todo un mensaje que uno puede “leer” de distintas formas. Acaso parezca un castigo, acaso una necesidad de los enemigos, acaso una necesidad de los “amigos” para una revoluciòn que avanzaba demasiado ràpido. ¿Quién sabe no?

Pero ahora que la leì, quiero compartir con Uds. el momento en que Andrès Rivera, narra como se intenta salvar su vida, aunque para ello haya que hacer lo que haya que hacer.
Dice Rivera: “Entonces Castelli, aquieta el muñon de la lengua, y el muñòn de la lengua se le encoge, como si los dedos del doctor Cufrè, ràpidos y precisos, volvieran a introducirse en su boca, cerrados sobre algo que brilla, y emergieran de ella, de ese agujero negro que era su boca, enarbolando un pedazo de carne amoratada y putrefacta que aun se contorsionaba. Castelli, los ojos vacìos y desteñidos, aquieta, bajo el paladar, el muñòn de la lengua. Y su cuerpo que estalla, silencioso, como un agujero negro en la luz y el silencio eternos del universo, implora unas malditas gotas de làudano.”

Pocas veces he leìdo una descripción tan breve y shoqueante, tan cargada de significados, tan pensada "desde adentro", desde el mismo Castelli, el momento cuando le cortan su lengua, la lengua del "orador de la Revoluciòn de Mayo".

Ojalà recuperemos su ímpetu, ojalà las palabras vuelvan a pesar tanto como aquellas, ojalà que los discursos se llenen de ideologìa, clara y contundente, utòpica y conflictiva, ojalà la polìtica se cargue con aquella carga, ojalà existan causas para despejar el horizonte, ojalà quienes la usan para "no decir nada" no sigan confundiendo, ojalà los Argentinos nos reflejemos en la oratoria de cambio, ojalà que el “cáncer de lengua” no nos vuelva a vencer una vez mas.

1 comentario:

ofelia dijo...

Absolutamente conmovedora la reseña
sobre Juan José Castelli, uno de nuestros próceres poco conocidos como su primo Manuel Belgrano del que casi se lo conoce solo como el creador de la Bandera.

Gracias por este texto lo socializaré en mi escuela ya que nuestro Patrono es justamente Juan José Castelli.

ofelia ponce