viernes, 26 de septiembre de 2008

LA PROXIMA ESTACION




En una sala pequeña, muy còmoda, casi “acolchada”, con un diseño donde no hay “cabeza que moleste” y sonido envolvente, disfrutè la ùltima película documental de Fernando “Pino” Solanas.

Rodeado de mis afectos, en los minutos previos al comienzo del film, ya sabìamos que lo que verìamos nos gustarìa, por dos cosas. La primera es que ya conocíamos (solo que en formato video) sus documentales mas recientes: “Memoria del Saqueo”, “La Dignidad de los Nadies” y “Argentina Latente”, donde la càmara se pasea entre los testimonios con mucha frescura y profundidad, dos cuestiones importantes, para no aburrir y al mismo tiempo, no banalizar.

Un matrimonio sentado adelante comentaba uno de sus primeros trabajos: “La Hora de los Hornos”, esa película que en los momentos de mayor radicalizaciòn polìtica Argentina, Solanas se animò a filmar. Tuve ganas de “meterme” en la conversación, porque tambièn la habìa visto, pero decidì seguir con “mi gente”.

La segunda cuestión que nos garantizaba una buena noche, fue de carácter “identitario”, es decir, presentiamos que como treslomenses nos verìamos identificados con lo que allì se relatarìa, cuestiòn que se confirmò ràpidamente.

No contarè detalles sobre ella, es como desenvolver un regalo antes de tiempo y creo que Ud. amigo lector, al igual que yo, merece “romper el papel” por su cuenta.

Simplemente le dirè que la pelìcula logra contextualizar sòlidamente cada proceso que cambiò la historia de nuestros ferrocarriles: el empuje inicial del Estado Nacional, la presencia avasallante del capital Inglès, la patriada nacionalizadora del Peronismo y luego el paulatino deterioro, abandono y desguase de la red ferroviaria mas amplia de Amèrica Latina (ponga Ud aquì los nombres de todos los gobiernos que siguieron al Peronismo de Peròn y estarà en lo cierto)

Tambièn le contarè que los “sabores” que van dejando las escenas son diferentes. Y la magia de “Pino” està en que no puede ocultar que es un militante polìtico comprometido, solo que con una càmara en mano.

Ese militante, después de casi abusar del amargo sabor del desmantelamiento del tren, pronuncia palabras, en el final, que dejan abierta la esperanza: “Los trenes volveràn, como vuelven los dìas, las estaciones…Los trenes volveràn, para seguir uniendo pueblos, regiones y ciudades…Los trenes volveràn, como van y vuelven, los pasajeros, las cargas y mensajes…Los trenes volveràn, simplemente por el placer de viajar: como el agua, la luz o el amor. No es posible vivir sin ellos”.

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