lunes, 24 de noviembre de 2008

FUERON ELLAS




Dejaron el tapial de la plaza “Malvinas Argentinas” y sin temor ocuparon la calle, donde desplegaron el cartel: hablaba sobre los trabajadores y la fàbrica, de poder manejarla para beneficio de todos. Tres palos y plàstico resistente eran la base del pasacalle-pancarta, determinando su altura en metros y al mismo tiempo, la "altura" del mensaje.

Se habìan quedado cortas con los agujeros y al no pasar suficiente aire, este se embolsaba en los pliegues y costaba llevarlo, pero lo hicieron, como si el cartel mismo, desde el momento en que lo levantaron, con altura y con la frase, simbolizara, el trabajo venidero, de lucha y convencimiento, de esfuerzo y dedicaciòn. Como si la frase expresada, tuviera un "peso" importante.

Eran entre 6 y 10 mujeres las que tomaron la posta y nadie se extrañò, porque fueron las mismas que durante las semanas previas “prepararon el terreno” para que la comunidad tomara conciencia de la gravedad de la situación, las que denunciaron lo sucedido, las que alertaron sobre la empresa, las que impidieron que la carne estacionada fuera vendida por la patronal deudora, las que denunciaron a toda voz que "se acaba el amonìaco", las que comenzaron a su manera la campaña solidaria por alimentos.

Avanzaron y con ellas todos los que estàbamos, con diferentes representatividades o sin ninguna, nos pusimos en movimiento, o mejor dicho “nos pusieron en movimiento”. No eramos mas de 200, pero allì estabamos, casi testarudos. Como esas mujeres.

Adelante acompañaba una estudiante , otra mujer, en representación de todos los jóvenes que se manifestaron a travès de internet en los dìas previos. Llevaba un cartel pequeño por el tamaño, pero denso en el mensaje. A su forma, hablaba de esperanza, de que es posible, de los trabajadores, de autogestión, de militancia social. Hablaba de claridad ideològica, de voluntad, de confianza. Se comprendieron ràpido y las chicas del cartel con pocos agujeros y la jòven estudiante fueron la cabeza visible de la marcha, una síntesis posible de la lucha porvenir. Mas atràs, el resto. Nosotros.

Hubo cànticos temerosos, pero al mismo tiempo con contenido. Hablaban de una cooperativa, del pueblo unido que jamàs serà vencido, hablaban de lo que les pasa aunque no se logrò instalar en plural: “lo que nos pasa”. Deuda treslomense...

Un bombo atronaba el aire, haciendo que el silencio pesara cuando el parche no sonaba. Un doble ruido, el del bombo y el del silencio (que tambièn habla y dice mucho).

El recorrido pautado se desarrollò sin problemas, cuadra por cuadra, gente que marcha, gente que mira, miradas que se cruzan, conciencias que se interrogan y allì, siempre adelante, enrojecidas por el calor y el esfuerzo, siempre las CHICAS, las MUJERES.

Llegados al Sindicato de la Carne, una chapa en el gran ventanal, constituìa el símbolo mas claro del abandono, pero no solo de una propiedad, sino de la causa de los trabajadores, era no solo un problema inmobiliario, sino una representación social, era una herida abierta en sus derechos, ultrajados desde siempre.

Atràs las charlas entre hombres se multiplicaban. Un memorioso decìa que desde 1986 el frigorìfico, bajo diferentes firmas habìa cerrado 7 veces y que siempre ocurriò lo mismo: el eslabón cortado en lo màs débil, los trabajadores y sus derechos.

Pararon y descansaron, el cartel “desinflò” su presiòn de viento y las chicas fueron a buscar el escritorio. Ellas organizaron lo que vendrìa, la lectura de las adhesiones recibidas, los agradecimientos necesarios y los aplausos para la lucha emprendida. Otra mujer, una concejal, dejò escapar desde "la entraña" el reconocimiento a este trabajo. Otra "ella", otra "sexo dèbil", gritò sin tapujos, se hizo oìr, mientras un petitorio comenzò a ser firmado para ser enviado a los medios de comunicación nacionales.

Fueron ellas otra vez las mas combativas. Argentina en los momentos de màximas crisis, nos tiene acostumbrados. Las Madres de Plaza de Mayo , las Mujeres Agropecuarias en Lucha, las Madres del Dolor y tantas màs.

Y acà en Tres Lomas, fueron las Mujeres del Frigorìfico. Sin mezclar historias ni identidades. Aquellas por sus hijos desaparecidos por el Terrorismo de Estado, otras para que no remataran sus campos, dueñas del Himno Nacional que impedìa el trabajo de los martilleros; otras pidiendo justicia por el desastre de Cromañòn. MUJERES, simplemente.

Tres Lomas no fue una isla. Acà, ELLAS, pidieron con pasiòn por tres cosas: cobrar lo que les deben, respeto como trabajadores y fàbrica abierta por los obreros, para que tambièn entre nosotros y con el frigorìfico, podamos escuchar un NUNCA MAS fuerte y claro. Ellas lo gritaron. ¿Lo habremos escuchado?

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Excelente la nota sobre las mujeres. Yo participé de la marcha y no se me ocurrió mirarlo de ese modo. FELICITACIONES GUILLERMO.

Anónimo dijo...

GRILLO,EL ULTIMO NUMERO DE LA PRENSITA ES UNA VERDADERA OBRA DE ARTE DE LA MENTIRA OFICIAL. HAY DE TODO, ESPECIALMENTE GOLPES BAJOS.