martes, 18 de noviembre de 2008

LA SINTESIS POSIBLE









Son momentos de sìntesis. De esa furiosa síntesis obligada por las circunstancias que no siempre son lo que uno quiere.

De esa síntesis caliente, proveniente de la entraña, que no siempre se muestra, pero que en ocasiones aparece con fuerza, para quedarse.

La lucha por los nombres de Carlos Corona y Hugo Medrano, se emparenta, a su forma con “Pocho” Farias y con los empleados del frigorìfico abandonados por la empresa.

Son los “temas” treslomenses, que bien pueden explicar en letras de “patria chica”, buena parte de la historia de nuestro paìs de los ùltimos 30 años.

Si aùn hoy, la sociedad de nuestro pueblo, en la voz de sus representantes mayoritarios, se resiste a llevar entre sus calles, los nombres de dos desaparecidos y no quiere convertir en certeza la dudosa muerte de “Pocho”, ni parece acompañar con convencimiento los reclamos de los trabajadores del frigorìfico local, es porque aquellos “desaparecedores” de entonces, han ganado buena parte de la batalla.

Pero como siempre hay tiempo y el pensamiento constituye una herramienta de cambio convertido en palabra expresada o acciòn emprendida, es que todavía hay pelea para dar, batalla que terminar, pulseada que pulsear.

La derrota del proyecto revolucionario de los años 70, del cual participaban Hugo y Carlos, aùn con sus limitaciones y errores, constituìa un avance peligroso para los poderosos de este paìs, que ante la duda, no solo admitieron , sino que promovieron y llevaron adelante en forma sistemàtica la desapariciòn fìsica del “enemigo”, generando el mas alto grado de impunidad que la historia nacional haya conocido. Impunidad que aùn hoy no acaba, sino que nos recuerda que sigue instalada, no sòlo en los silencios del “Proceso”, sino en los silencios actuales de cierto tipo de “poder”, que en sus diferentes formas, niveles e instancias, conoce de eso, conoce de impunidad, se alimenta de ella. Sin duda “Pocho” y ese “poder” se conocieron.

Aquel plan de eliminación del adversario que cobrò su forma mas perversa en el llamado “Terrorismo de Estado”, aplicado entre 1976 y 1983, fue necesario, a los ojos del poder econòmico concentrado, para garantizar los privilegios de unos pocos, para alejar el fantasma de una patria igualitaria, para volver a ser un paìs agroexportador, para quebrar el espinazo de la industria nacional y como consecuencia, para eliminar como actor social peligroso a la organización obrera, a los mas combativos y con ellos a su principal movimiento de expresión polìtica: El Peronismo en su faz mas revolucionaria.

Lo que hoy vemos en Tres Lomas con los trabajadores del frigorìfico, es eso precisamente: la desprotección sindical, el camino emprendido nuevamente, como si no hubiera historia en esta materia, siendo que la Argentina tuvo uno de los movimientos obreros mas fuertes del Continente.

Allì estan hoy los trabajadores, intentando nuevamente asumir sus derechos, tomarlos entre sus manos, aprender el camino de la organización y la participación, generar compromiso militante entre los pares….allì estàn, naciendo de nuevo, de entre las cenizas, como derrotados que no se entregan porque no saben ni quieren hacerlo, como combatientes que no renuncian a su lucha, como trabajadores que quieren asumir nuevamente su rol.

Todo junto, en una relaciòn que fluye, sin anacronismos que fuercen el análisis, como una película que empieza en el principio, pero que aùn, no conoce su final: Hugo y Carlitos, no tienen hoy su nombre en las calles treslomenses, por las mismas razones que no se esclarece la muerte de “Pocho” y por lo mismo que han sido divididos, desorganizados e “invisibilizados” los trabajadores del frigorìfico.

Tres cosas que forman la agenda de nuestro pueblo, que lejos de ser una isla, se constituye en un continente que debe ser comprendido, buscando en aquellas causas, estos efectos; buscando en aquellas desapariciones, las nuevas acusaciones; buscando en la muerte de “Pochito”, la marca de la impunidad y buscando en los obreros que se levantan para organizarse, aquel desguace premeditado de nuestra industria y sindicalismo.

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