En realidad cuando uno “mira” la estación, interroga no solo al pasado sino tambièn al presente. Fue centro de vida en los comienzos del pueblo. Nacida antes del remate que nos “fundò”, ha simbolizado en el imaginario colectivo al intercambio comercial basado en la "extracciòn" de materia prima, la llegada de inmigrantes "primeros pobladores" y el desarrollo social y cultural de nuestra zona.
Por eso cuando uno la observa hoy , quieta, mustia, oxidada, con sus galpones convertidos en depositos privados y sus vìas transitadas solamente por la empresa concesionaria Ferroexpreso Pampeano, comprende el atraso y el deterioro que a lugares como el nuestro le ha significado carecer de una polìtica ferroviaria nacionalista.
No habrà pintura que alcance para transformar esta realidad. Es una cuestión ètica, no estètica. Solo la ética puede ayudarnos a revisar nuestras situaciones concretas, las decisiones políticas tomadas por nuestros gobernantes a lo largo de la historia y el manantial de “vivos” que se han aferrado al patrimonio pùblico, para hacer negocios privados.
Cuando uno recurre a la historia ferroviaria en la búsqueda de respuestas , se encuentran momentos de gloria: la Nacionalización de los mismos fue uno de ellos; por lo que significò simbólicamente, por lo que a partir de allí sucedió en materia de promoción regional y tarifario popular y fundamentalmente porque en el pasado, esta situación era impensable. Gobiernos tìteres posibilitaron la entrega de una palanca de desarrollo que debiò estar siempre en manos del estado.
Es en el orígen mismo de las lìneas fèrreas donde aparece el rostro más oscuro de la entrega nacional: el de la sumisión, el vasallaje y la falta de pensamiento soberano de nuestras oligarquías.
A continuación el fragmento de concesión del gobierno Argentino de Bartolomé Mitre a una empresa Británica para la construcción de ferrocarriles, firmado el 16 de marzo de 1863:
“Todas las tierras, ya sean nacionales, provinciales o privadas, necesarias para la línea, estaciones, andenes, depósitos de carbòn, bienes, almacenes, oficinas, tanques y similares requisitos ferroviarios, seràn cedidas a tìtulo gratuito por el gobierno a la compañía, que serà puesta en posesión de las mismas cada vez que se requieran; el gobierno se compromete a conservar en todo momento esa propiedad contra cualesquiera demanda que pueda presentarse.
Los materiales, instrumentos y artìculos importados desde el extranjero para la construcción y uso exclusivo del ferrocarril serán libres del pago de todo derecho durante el perìodo de cuarenta años, de igual modo, las propiedades y dependencias de la linea estaràn exentas de impuestos o aranceles durante igual lapso. El gobierno concede a la compañìa en propiedad total, una legua a cada lado de las vìas en toda su extensión…”
Esta es la génesis de nuestra política ferroviaria, por eso no nos es extraño en el presente, que solo una empresa pueda hoy transitar por nuestros “desflecados” rieles Treslomenses. Pero también somos concientes, que existió otra época, donde el sentimiento nacional estuvo por encima de las ambiciones privadas, tanto extranjeras como nacionales. Ese “paréntesis” en la historia de nuestros trenes, es el que aùn nos reserva una esperanza…
1 comentario:
Hola Grillo. me gusta la nota de los trenes. Para mi, el tren, o su recuerdo están unidos al paisaje de Tres Lomas (claro q gorbernar es mucho mas profundo q encargarse del simple paisaje). Tres Lomas es el tren.Muerto el tren..........
Es increíble, pero no ha habido proyectos ni alternativas despues de eso. No hay sustento ni motivo.El frigórifico fue lo mas parecido, pero muerto el frigo.... Como si el pueblo hubiese nacido bajo un espíritu imposible de revivir hoy día.
Yo creo q la alternativa de la cooperativa, el C.E.P.T, son algunas de las cosas que pueden maracr el camino, de darle ese sentido. Pero lamentablemente hay una cosa feudal tan arraigada.
Y el cambio siempre lo trae el q viene de afuera..............
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