EL TRIUNFO DE CHAVEZ: LA PATRIA GRANDE Y LA REVOLUCION INCONCLUSA

Hugo Chavez festejaba junto a la gente el triunfo en el referendum popular que modificaba algunos de los articulos de la Constitución de Venezuela. Vestido de rojo, la plaza y avenida le devolvìan ese mismo color.
Su discurso se habìa encaminado hacia Amèrica Latina, “nuestra querida patria grande” como gusta decir, cuando de pronto la gente comenzò a cantar: “Alerta, alerta, alerta que camina; la espada de Bolívar por Amèrica Latina”.
Chavez siguió la canciòn, pero al terminar el pàrrafo agregò: “LA ESPADA Y EL PENSAMIENTO, QUE TAMBIEN ES UNA ESPADA, PENSAMIENTO ANTIMPERIALISTA…”

Me pareciò una frase que dejò al descubierto el verdadero poder de Chavez. No solo el haber sido un oficial del ejèrcito que desafiò a la oligarquía Bolivariana, no solo el tener ascendencia sobre la tropa y las armas, sino fundamentalmente el TENER IDEAS y pueblo que crea en ellas, es decir, los tres componentes de una revoluciòn posible.
Pues bien, Chavez tiene todo eso, ademàs del petróleo, recurso que puesto en manos del pueblo ha posibilitado (segùn organismos como la UNESCO y la CEPAL) un gran avance en la disminución de la pobreza, la mortalidad materno-infantil y en la lucha contra el analfabetismo.

Me impacto tambièn la idea de “patria perpetua” y su agregado de “pueblo perpetuo” que vive en dignidad.
Me impacto el “ida y vuelta” de su diàlogo con la gente, solamente posible por su discurso directo y su carisma potente.
Un grupo comenzò a cantar contra un dirigente de la oposición y nuevamente Chàvez jugò sus fichas: “Acaso van a empichacar este acto con eso, eso es insignificante, YO ESTOY HABLANDO DE PATRIA, DE PATRIA PERPETUA ESTOY HABLANDO”. No se cantò mas, se entendiò el mensaje, no fue miedo ni respeto, sino simplemente el poder del líder que se atreve a desafiar un canto y hablarle a la gente de lo principal, olvidando lo secundario: allì mismo, en caliente, como se machaca el hierro.

Me impactò su nuevo juramento y como èl se las rebuscò para que el Socialismo y Dios “caminaran juntos”. Dijo que habìa pedido una bendiciòn y que un sacerdote se la habìa dado, acercandole una frase de San Pablo, la misma que usò para comprometerse nuevamente con su gente: “Me consumo y me consumiré al servicio del hombre y de la mujer sufriente” y èl empardò: “Me consumo y me consumirè, al servicio del pueblo Venezolano”

Promediando el discurso, entreabriò su excelente formación històrica, al referirse al Bicentenario de su propia revoluciòn.
Asì como en Argentina fue el 25 de Mayo de 1810, en Venezuela (Caracas) fue en Abril de ese mismo año. El dato que aportò estuvo cargado de intenciòn. Dijo que esa revoluciòn, inciada hace casi 200 años, aùn està sin terminar y “nos tocarà a nosotros”, a los gobernantes y al pueblo que deberà ser protagonista, finalizarla.
Sin desperdicio: Ganò por el 55 %, dialogò con el pueblo, lo desafiò, ratificò el Socialismo y al Cristianismo, leyò un mensaje de Fidel, convocò a Amèrica Latina y llamò a finalizar la revoluciòn inconclusa.