Godofredo Daireaux en su libro: “La Cría del ganado en la estancia moderna” (Prudeot hermanos y Moetzel, Bs As. 1904. Primera Edición ) sostenía:
“Hemos dicho que para conseguir reproductores de valor, es preciso manternerlos con abundancia: lo mismo diremos que para obtener buenos trabajadores, es preciso alimentarlos en proporción del trabajo que se les pide. El gaucho, de generación en generación, viene viviendo de miseria: no puede ser sino débil; tendrá esta resistencia pasiva que le permite soportar ciertas fatigas o carencias, pero de ningún modo puede tener esta sobra de fuerzas que al hombre bien mantenido le hace buscar en que emplear su actividad.
Al estanciero le toca cambiar poco a poco estas condiciones anormales de vida y mejorarlas en su propio interés, pues el interés es el gran móvil de las acciones humanas; es preciso que comprenda que para llegar a mejorar sus haciendas, debe mejorar primero, o al mismo simultáneamente, a la gente que las cuida”
Mirada incompleta la de don Godofredo Daireaux. La “miseria” de los gauchos fue producto de la persecución y del contexto que los convirtió en “matreros”, perseguidos por la ley que los necesitaba como peones obedientes o soldados de frontera . Si viviera vería que ni siquiera hoy sus “estancieros” han logrado hacer vivir en dignidad a los trabajadores rurales , al contrario, han precarizado su trabajo, achicado la perspectiva de estabilidad laboral y lucrado esquivando al estado y desentendiendose de la suerte del peón y su familia, teniendolo al márgen de lo que la ley establece, es decir "en negro".
Y además, mirada egoísta, porque el mejoramiento de la vida de esos gauchos que proponía Daireaux, no está contenido en “moldes humanos” sino en el interés económico personal. No se los hace vivir mejor por ser seres humanos, sino porque así cuidan mejor los toros y vacas.
Este texto-que me costó encontrar, aunque sabía que lo tenía- vino a mi mente cuando hace un par de días escuché al Presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcatti, en declaraciones al canal Rural, donde un movilero “olfa” (como pocas veces he visto) le preguntaba y repreguntaba sobre el gobierno, buscando desde diferentes ángulos ponerle al dirigente el “tiro desde los 12 pasos”. Y no se hizo esperar, el penal llegò y por supuesto, el golpista de la sonrisa sobradora, lo pateò.
Es simple de advertir que estos movileros obsecuentes, terminan por no ser funcionales a quienes quieren serlo, porque es tal su “reptar serpentario” que generan en la entrevista un microclima de impunidad, en el que el entrevistado se siente con el derecho a decir cualquier cosa y expulsar su veneno.
Por eso ante la enésima pregunta sobre el gobierno, Biolcatti dijo:
“Los gobiernos cambian, duran poco, no hay que preocuparse, en realidad duran menos que la vida de cualquiera de nuestras vacas”
Se refería sin dudas a que la vida útil de una vaca (la fábrica del ternero), es bastante mas larga que la duración de un gobierno constitucional (4 años), pero en su boca sonó a otra cosa. Sonò a vaca que se manda a frigorífico, a muerte programada, a ensangrentada noria y filosa cuchilla. De alguna manera, era la frase que complementaba la sonrisa y el comentario burlón que protagonizó en el programa de Mariano Grondona sobre el final anticipado del gobierno de Cristina.
Grondona y Biolcatti son dos golpistas exacerbados. Uno con la sutileza de la palabra, tantas veces alquilada para sostener dictaduras. El otro, desde la defensa miserable de una renta que no quiere compartir con los mas humildes y que no se banca la posibilidad de que el 28 de junio, la gente le diga que se calle porque no tiene razón.
El texto del libro de Daireaux y la frase de Biolcatti, si bien se refieren a cuestiones diferentes y en tiempos distintos, tienen algo en común: en los dos las explicaciones que se dan, ponen por delante sus intereses a los de las personas, haciendolo en "lenguaje de estancia". La soja o las vacas, no importa que cosa, pero en su lògica de pensamiento, siempre ocuparàn el lugar de privilegio: después vendràn los peones, la gente, e incluso….la presidenta y el mismo gobierno.
Si los trabajadores rurales deben ser cuidados y alimentados correctamente, será porque eso será funcional a tener mejores toros. Y en el caso de Cristina, si ella fuera funcional a sus negocios, seguramente sería bien tratada por los "torunos" ruralistas.
No afloje presidenta. Usted se alimentará del voto popular el 28 de junio, mientras Biolcatti seguirà guardando su soja como buen avaro que es y los sofismas de Grondona explicarán que-aún ganando la elecciòn- usted perderá. No afloje, que habrá otras lecturas populares escritas con las luchas, voluntades y esperanzas de la gente común. Confíe en ellas.
“Hemos dicho que para conseguir reproductores de valor, es preciso manternerlos con abundancia: lo mismo diremos que para obtener buenos trabajadores, es preciso alimentarlos en proporción del trabajo que se les pide. El gaucho, de generación en generación, viene viviendo de miseria: no puede ser sino débil; tendrá esta resistencia pasiva que le permite soportar ciertas fatigas o carencias, pero de ningún modo puede tener esta sobra de fuerzas que al hombre bien mantenido le hace buscar en que emplear su actividad.
Al estanciero le toca cambiar poco a poco estas condiciones anormales de vida y mejorarlas en su propio interés, pues el interés es el gran móvil de las acciones humanas; es preciso que comprenda que para llegar a mejorar sus haciendas, debe mejorar primero, o al mismo simultáneamente, a la gente que las cuida”
Mirada incompleta la de don Godofredo Daireaux. La “miseria” de los gauchos fue producto de la persecución y del contexto que los convirtió en “matreros”, perseguidos por la ley que los necesitaba como peones obedientes o soldados de frontera . Si viviera vería que ni siquiera hoy sus “estancieros” han logrado hacer vivir en dignidad a los trabajadores rurales , al contrario, han precarizado su trabajo, achicado la perspectiva de estabilidad laboral y lucrado esquivando al estado y desentendiendose de la suerte del peón y su familia, teniendolo al márgen de lo que la ley establece, es decir "en negro".
Y además, mirada egoísta, porque el mejoramiento de la vida de esos gauchos que proponía Daireaux, no está contenido en “moldes humanos” sino en el interés económico personal. No se los hace vivir mejor por ser seres humanos, sino porque así cuidan mejor los toros y vacas.
Este texto-que me costó encontrar, aunque sabía que lo tenía- vino a mi mente cuando hace un par de días escuché al Presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcatti, en declaraciones al canal Rural, donde un movilero “olfa” (como pocas veces he visto) le preguntaba y repreguntaba sobre el gobierno, buscando desde diferentes ángulos ponerle al dirigente el “tiro desde los 12 pasos”. Y no se hizo esperar, el penal llegò y por supuesto, el golpista de la sonrisa sobradora, lo pateò.
Es simple de advertir que estos movileros obsecuentes, terminan por no ser funcionales a quienes quieren serlo, porque es tal su “reptar serpentario” que generan en la entrevista un microclima de impunidad, en el que el entrevistado se siente con el derecho a decir cualquier cosa y expulsar su veneno.
Por eso ante la enésima pregunta sobre el gobierno, Biolcatti dijo:
“Los gobiernos cambian, duran poco, no hay que preocuparse, en realidad duran menos que la vida de cualquiera de nuestras vacas”
Se refería sin dudas a que la vida útil de una vaca (la fábrica del ternero), es bastante mas larga que la duración de un gobierno constitucional (4 años), pero en su boca sonó a otra cosa. Sonò a vaca que se manda a frigorífico, a muerte programada, a ensangrentada noria y filosa cuchilla. De alguna manera, era la frase que complementaba la sonrisa y el comentario burlón que protagonizó en el programa de Mariano Grondona sobre el final anticipado del gobierno de Cristina.
Grondona y Biolcatti son dos golpistas exacerbados. Uno con la sutileza de la palabra, tantas veces alquilada para sostener dictaduras. El otro, desde la defensa miserable de una renta que no quiere compartir con los mas humildes y que no se banca la posibilidad de que el 28 de junio, la gente le diga que se calle porque no tiene razón.
El texto del libro de Daireaux y la frase de Biolcatti, si bien se refieren a cuestiones diferentes y en tiempos distintos, tienen algo en común: en los dos las explicaciones que se dan, ponen por delante sus intereses a los de las personas, haciendolo en "lenguaje de estancia". La soja o las vacas, no importa que cosa, pero en su lògica de pensamiento, siempre ocuparàn el lugar de privilegio: después vendràn los peones, la gente, e incluso….la presidenta y el mismo gobierno.
Si los trabajadores rurales deben ser cuidados y alimentados correctamente, será porque eso será funcional a tener mejores toros. Y en el caso de Cristina, si ella fuera funcional a sus negocios, seguramente sería bien tratada por los "torunos" ruralistas.
No afloje presidenta. Usted se alimentará del voto popular el 28 de junio, mientras Biolcatti seguirà guardando su soja como buen avaro que es y los sofismas de Grondona explicarán que-aún ganando la elecciòn- usted perderá. No afloje, que habrá otras lecturas populares escritas con las luchas, voluntades y esperanzas de la gente común. Confíe en ellas.
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