EL 28: DEFENDER LOS CIMIENTOS

No hay mas tiempo para cifras ni datos, ya están todos dados, ya fueron procesados y digeridos por la maquinaria electoral y apropiados por los que creemos en el gobierno : nuevos jubilados, mas puestos de trabajo, pagos de la deuda externa, crecimiento en la capacidad de consumo, valor agregado como norte de un crecimiento diferente, mercado interno como engranaje virtuoso , nuevas escuelas, cloacas, kilómetros de rutas, paritarias : cuantificaciones diversas. Ya fueron.

A pocos días de las elecciones quiero mirar otras cosas. Quiero recordar el conflicto de la 125-casi como una excusa- no en su forma de caos, interpretación fomentada mediaticamente , sino porque mostró después de mucho tiempo, que los problemas son inherentes a la política. Ese conflicto creció entre nosotros y esa derecha que desde la recuperación de la democracia en 1983, había “puesto los huevos en todos los nidos”, no pudo con su naturaleza y salió a defenderse. No pudo, una vez mas, convertirse en una burguesía conciente de que no habrá felicidad para unos si hay tristezas para otros.

Y en esa lógica egoísta, advirtió que no era solo una resolución lo que estaba en juego, sino algo mas profundo, el estado, después de mucho tiempo, estaba dando un paso poderoso en el intento de distribuir riqueza; es más quería distribuir “su riqueza”. Imperdonable, habrán pensado…y actuaron.
Es que sin conflicto no hay política. Y no es que en los 90 no lo hubiera, pero estaba velado, oculto bajo el telón del final de las ideologías e incluso de la historia; el conflicto era “cuestión antigua”, y la idea de actores sociales en pugna con intereses encontrados también y lo mismo para la política, suplida lastimosamente por los técnicos que “no hacian política”, aunque sistemáticamente resolvieron todas las pujas a favor de los mas poderosos, en cualquiera de sus ropajes.

Esta forma de resolución naturalizó una manera de mirar la vida pública , caracterizada por un brutal lavado ideológico y luego, como en la peluquería, la “planchita” que alisaba el rizado pelo de la patria en convulsión.
Pues eso se terminó. Muchos despertaron a mediados de los 90, cuando Carlos Menem buscaba su reelección a través del voto cuota, otros necesitaron mas tiempo, casi hasta ver reventar el país, ofreciendo solo ruidosas cacerolas como atisbo pálido de una militancia conciente.
Y fue ella, la presidenta, la que llevó adelante la pulseada y ya no me importa si fue políticamente correcta o no, ni si hubiera tenido que “comunicarla mejor”, sino que priorizo el hecho de haber dejado al desnudo a la nueva derecha gestada en la dictadura y desarrollada en los 90 , vergonzante de mostrarse en la crisis del 2001, esperó como siempre “a ver que pasa”, incluso bien camouflada durante el gobierno de su marido.

Sin la especulación de los “tiempistas” que al final no juegan el partido, Cristina fue adelante y bancó el conflicto, sin ceder ante los mas poderosos, sola en los medios, casi desprotegida y al mismo tiempo despertando la pasiòn militante que durante mucho tiempo invernaba perdiendo músculo y fuerza en miles de Argentinos. Eso sentì en carne propia y por eso la defiendo y por eso la votaré con pasión, la misma que me devolvió.

Pertenezco a la clase media, y entiendo que nuestra suerte estará siempre atada a los sectores populares y a los proyectos nacionales, y por consiguiente al triunfo del próximo domingo , no como punto final, sino simplemente como nueva plataforma posible, para seguir construyendo un país para todos . Andamios hacen falta, eso es la elección que se acerca , uno más, un tablón más para seguir arrimando ladrillos y mezcla, para que la arquitectura tome la forma de un pueblo conciente de su lucha , sin los perfeccionismos de un Gaudí, simplemente una casa construida por todos y para todos. Ya habrá tiempo para revocar mejor el frente o cambiar las aberturas que no nos gustan. El 28 es necesario defender los cimientos, para poder algún día techar un cobijo colectivo.