EL BLOG TOCINERO: QUE GUSTO ME DA

El nacimiento fue una respuesta, surgida por la ausencia de “conflicto” futbolístico, ya que Atlético Tres Lomas y Ferrocarril Oeste se habían unificado en 1934 dando nacimiento al que sería nuestro eterno rival: Unión Deportiva. Pero en el fondo, no solo era el fútbol, esa respuesta era algo mas amplio, difícil de explicar pero fácil de sentir. Hubo quienes se “sintieron afuera” y eso movilizó una nueva organización.

Francisco Bigliani y Mario Mussatti decidieron avanzar y para eso invitaron a cerca de 30 personas a la casa del primero de ellos, era un 17 de noviembre de 1937.
Estaban ávidos de un club nuevo que los incluyera, porque esa era la sensación después de la unificación mencionada, la de heridas abiertas y una hegemonía que no cayó bien.
Por eso la respuesta fue precisamente nacer y el parto fue bueno, se pujó lo suficiente como para tomar decisiones rápidas y contundentes: Nos llamaríamos Sportivo Argentino, aunque mas tarde cambiaría en el actual Atlético Argentino. La camiseta fue otro tema resuelto en la reunión: sería celeste y blanca como la bandera nacional. Naciamos sin forcept y sin llanto, al contrario, con enorme alegría.

El no fue presidente del club, pero sin quererlo, marcaría su huella profundo, era carnicero, se llamaba Francisco “Quico” de Las Heras y era un excelente wing izquierdo en esa época del nacimiento y sin saberlo, como manifestación de alegría, después de un importante partido y con resultado a favor, colgó del travesaño de su propio arco un pedazo de tocino. Y ese trozo se convertiría rápidamente en el mote del reciente club. De allí somos “los tocineros”, típico insumo de carneadas y cocina a la antigua y quedaría hasta hoy en que se ha naturalizado su nombre. (Hay otras versiones sobre este tema, yo siempre tomé esta como válida)

Quizás algo mas que solo clubes con manifestación deportiva: ser “pituco” o ser “tocinero”, en aquel momento de la vida pueblerina, definía otras cuestiones, hoy diluidas, quizás para bien.
Me gusta explicarlo así, porque siempre lo supe así y porque así cobró sentido en aquella década del 30. Mientras el país vivía su Década Infame desde el punto de vista político, con fraudes y negociados, en Tres Lomas se creaba una nueva institución, que elegía los colores de la bandera, precisamente los que incluyen a todos, sin distingos.

Desde lo personal, fui jugador del “toci” en mis años adolescentes y no me olvidaré jamás de la alegría que significaba “estar en la lista” de la “Cuarta” o mas tarde en la importante “Segunda División”, escalón necesario para comenzar a mostrarse en “la Primera” , o el sentimiento sin igual al recibir “la numero 8” del entrenador mas querible que tuve, el “Negrito Sardón” o los retos bajitos que recibía por negarme a entrenar.

Tampoco olvido la primer cancha, donde hoy el pueblo ganó la batalla , aunque las boleterías, todavía en pie, parecen invitarnos a entrar, con su alambradito bajo y el enorme equipo que deslumbraba siendo yo un púber. No olvido a mis amigos dentro de la cancha porque primero lo eran fuera de ella: Horacio “Chiqui” Dahir y Eduardo “Negrito” Casal. Uno arquero audaz, el otro un 5 implacable, flaco como una tacuara, inteligente y dúctil. No los olvido.

Por todo esto, me alegra muchísimo que el club haya tomado la iniciativa de tener su propio medio de comunicación, un blog al que habrá que completar de muchas historias y anécdotas para que no se pierdan, historia oral que de tanto andar de boca en boca puede extraviarse, historias de vida que al contar lo “de ellos” cuenten un poco “lo de todos”. Seguramente estas historias compartidas le irán dando forma al rompecabezas que toda institución genera a lo largo del tiempo. Es una gran idea y una posibilidad enorme para la familia tocinera, para darle “juego” a los chicos que manejan bien la computadora, para generar un diálogo generacional que pueda traducir esas anécdotas al lenguaje escrito y que aparezcan en el blog.

¿Un nuevo campeonato mañana?
Felicitaciones tocineros, y desde ahora, acompañarán siempre mi propio blog. Bienvenidos.