domingo, 7 de junio de 2009

"SI ARGENTINA ENTRA EN GUERRA, CORRIENTES LA VA A AYUDAR"

























El título es un viejo dicho popular que los Correntinos siempre repiten. Aún se sigue escuchando y es una síntesis de identidad fuerte. Hoy resuena entre nosotros, en el distrito de Tres Lomas, porque muchos de ellos están aquí.
Los ví todos juntos otra vez. Fue en el final de una jornada de domingo, cuando la institución educativa donde trabajo organizó una “Prueba de riendas”, consistente en zigzaguear a caballo una serie de tambores, sin tirarlos, en el menor tiempo posible, manejando “la rienda” del animal en un equilibrio de delicadeza y firmeza.



Todo transcurrió bien, la cantina que vendió asados de diversos tipos, el clásico "chori" y el Kiosco de los pibes mostraba una alegría indisimulada. Ni falta que hacía, la jornada llegaba a su fin, exitosamente.
Pero entonces sucedió, a la vista de todos, una camioneta abrió sus puertas y comenzó a sonar un Chamamé pegadizo y ellos hicieron la ronda y también ellos comenzaron a bailarlo. Circulaban varias cervezas en vaso grande y los sombreros de ala se echaban para atrás ante cada trago, mientras sistemáticamente llegaban los sapucays de alegría que evocaban sus pagos.



Son todos peones Correntinos, hace tiempo que están en la zona, pero no siempre es posible encontrarlos juntos. Ellos lo saben, por eso la oportunidad no fue desperdiciada y bailaron para todos, pero especialmente bailaron para ellos. Danzaron ese Chamamé de Tránsito Cocomarola, bailaron sin pausa, con la fuerza de las raíces y la alegría del encuentro... y también de la cerveza.



Nuestro paisaje también muestra su presencia: teñido del rojo del Gauchito Gil, ese santo gaucho que ellos veneran en sus ermitas erigidas en nuestras rutas y caminos vecinales, con un solo consejo simple: “Saludá al Gauchito Gil con tres bocinazos”.
Están entre nosotros porque “son eficientes y se conforman con menos” y porque “acá están mejor que de donde vienen”, por usar las palabras de sus empleadores. Injusta y torpe forma de describir una realidad mucho mas compleja.



Hoy los ví mas Correntinos que nunca y me alegró su identidad expuesta sin tapujos, segura, orgullosa y confiada. Me gustó su esperanza hecha baile y sus Sapucays que sin abundar, parecían escucharse en los momentos justos. “El sapucay es el grito, de la sangre de mi pueblo” dice el poema del grupo que lleva ese mismo nombre. Y eso fue lo que ví y sentí en el final de la jornada, cuando todos los paisanos guardaban sus sillas y mesitas, desensillaban o cargaban sus caballos, cuando todos decían adiós y pensaban en mañana, ellos, los peones Correntinos, no paraban de bailar.


















1 comentario:

OPERATIVO DEPORTE dijo...

GRILLO:
Hace algunos meses fui invitado a la fiesta de quince años de la hija de una de las familias correntinas a las que haces referencia en tu excelente nota. Me refiero a la familia de Juan Azcona.
La verdad, con mi familia, y la gente que compartimos la mesa quedamos impresionados de la defensa de su identidad que hace esta gente maravillosa, manifestada en sus atuendos, su música, su baile.
Hasta un DJ correntino vino para la ocasión. Por supuesto que el chamamé mandó por sobre cualquier otra música.
Identidad, pertenencia, apego a la tradición. ¡Impresionante! Cuesta encontrar en otra comunidad esto. Aunque nunca es bueno generalizar, puedo decir por mi trato con ellos que se destacan ampliamente por ser sencillos, muy trabajadores, muy familieros y respetan profundamente la palabra empeñada.
Me gustó leer tu nota y que destacaras este hecho. Muy bueno el blog, como siempre.