jueves, 2 de julio de 2009

MOREIRA Y EL "LOCO MAGGI": UNA EXCUSA, NADA MAS
















Juan Moreira fue escrito por Eduardo Gutierrez e inmortalizado con un bello film de Leonardo Favio. Entre tanto, fueron los hermanos Podestá los encargados de llevarlo al teatro y “pasear” su obra por los pueblos.
La breve historia que voy a contar sucedió en Tres Lomas , con motivo de la visita de uno de esos circos que proyectaban la obra, no precisamente a cargo de estos hermanos, pero copia fiel de ese personaje que convocaba con su proyecto a las multitudes.

Moreira era el Martín Fierro que no aceptaba rendirse, que no quería “hacerse amigo del juez” y que al contrario, quería “darle de que quejarse”, era el gaucho libre, no adaptado, no formateado en forma de paisano de estancia, para eso estaba “Don Segundo Sombra”, de Ricardo Güiraldes, la metamorfosis completa.
El circo había llegado temprano y como siempre, pedían hombres para armar la carpa y acomodar todos los enseres, una “changa”, como se dice. Entre los interesados se presenta el “Loco” Maggi, un personaje del lugar. Se llevan adelante las tareas, pero he aquí que justo ese día del estreno, al circo se le había enfermado un actor que era el que enfrentaba a Moreira en uno de sus duelos, era en la obra Leguizamón y que tenía para el libreto estas características que el mismo Gutierrez describe en su libro: “Un paisano alto y delgado, muy nervioso y de una constitución poderosa” y reputado de muy buen peleador.
La pelea tenía lugar en pleno comicio, en la lucha entre Alsinistas y Mitristas, que mas tarde se resolvería a favor del último de ellos. Pues bien, en esta ocación Moreira estuvo del lado de Alsina y el “elemento” que pondrían para enfrentarlo era este tal Leguizamón, para sofrenar la potencia de Moreira y su ascendiente ante la paisanada.
Pues bien. ¿Quién reunía las condiciones físicas para reemplazar a Leguizamón en Tres Lomas? . Respuesta: el mismo que había ayudado a levantar la carpa, el “Loco” Maggi.

Se le hizo la propuesta, Maggi aceptó su papel y casi sin pràctica, la obra se presentó esa noche. No era la primera vez que un circo representando al “Juan Moreira” pasaba por Tres Lomas y se sabía que en cada duelo, Moreira era alentado por el público presente, en una mezcla de participación-protagonismo que solo un proyecto poderoso como la resistencia de Moreira podía despertar.
Y el duelo con Leguizamón era una pieza clave en este devenir (incluso en la película de Favio ocupa un lugar central).

Y el combate de "media obra" llega por fin , una vez que la trifulca por la apropiación de un voto (de los llamados “cantados”) desatan el infierno. Y allí va el verdadero actor que hace de Moreira y va también el que hace de Leguizamón, que no es otro que el “Loco” Maggi.
Las ordenes eran claras, se peleaba “a cuchillo”, es decir con sus respectivos puñales.
Así describe Gutierrez el trance: “Era aquél un espectáculo magnífico e imponente. Aquellos dos hombres se acometían de una manera frenética, enviándose la muerte en cada golpe de daga, que era parado por ambos con una destreza asomobrosa”.

Y si bien esa pelea tenía que durar “un tiempo”, también era cierto que “ese tiempo” no debía demorarse mas de lo debido.
Pero los treslomenses que habían ido al circo, descubrieron que Leguizamón, era nada mas y nada menos que ese personaje: “El loco Maggi” y en vez de alentar a Moreira, comenzaron a vivar a Maggi, ni siquiera a Leguizamón.
¡Vamos Loco Viejo¡ ¡No le aflojés loco¡ ¡Es tuyo, es tuyo, loco¡… se repetían las consignas.
Y Maggi no le aflojaba y el pobre Moreira se empezó a agitar. Y ya no hubo retroceso, pese a la letra de la obra, pese a que Maggi sabía que debía perder, ahora, quería ganar.
Y el público aplaudía.¡Vamos Maggi solo nomás¡.

Y cuando todo indicaba que Moreira perdería la pelea y por lo tanto, quien sabe como seguiría la obra, el dueño del circo se apareció entre bambalinas y con un grito le recordó a Maggi que si no perdía, no cobraba y recién ahí, el “Loco” aceptó resignado la puñalada final.
Fue la primera vez que el público quiso que Moreira perdiera y fue en Tres Lomas.

Cuando mi padre me contaba esta anécdota, encontré un punto de análisis para lo sucedido el domingo 28. Y no se porqué, imaginé que también en esta elección hubo un “ Loco Maggi”, desbocado en su inesperado estrellato y también me gustó que finalmente , en esa obra , ganara siempre el que encarnaba un proyecto, porque Moreira era eso, la resistencia posible, cuando el “sujeto social gaucho” ya no tenía razón de ser porque había triunfado definitivamente el Modelo Agroexportador.

Pero fue solo un paisaje brevisimo , una imagen que se aleja de la Ciencia Política, de la Sociología, del Análisis Mediático y que instalé, casi como una excusa necesaria para intentar “pensar” de otra manera lo sucedido. ¿No alcanza? Ya lo sé…ya lo sé.

1 comentario:

Norberto Rechach dijo...

Grillo comencé a reirme en el inicio de tu relato de la anécdota, porque recordé al instante como llegó hace tiempo y allá lejos a mis oídos, y la versión que tengo in mente difiere con la de Horacio, por cuanto seguramente la picardía y el ingenio pueblerino la fue cambiando en cada repetición al narrarla con algun agregado al ir pasando los años, ya en la mesa de café, ya en el mostrador tomando la copa, o donde fuere. Cuando me tocó escucharla el pleito había terminado con tremendo derechazo del Loco Maggi a la mandíbula de Moreira y allí concluyó esa noche la obra. Volviendo a tu análisis con relación a la similitud que existe entre aquella etapa de la vida de los argentinos a que refiere dicha obra y nuestro presente, esa imagen tuya creo es acertada. Es la misma síntesis viendo el comportamiento de los actores que representan o se arrogan representar a los individuos de los distintos estamentos sociales en la actualidad. Paradójicamente, la intervención del dueño del circo presionando y condicionando al Loco Maggi, en el fragor del combate, para que permitiese ganar en la acción a Moreira a cambio de recibir o no su dinero, tiene también similitud en el modo de condicionar a los necesitados de siempre, cautivos del poder, al momento de emitir su voto. Estuvo bueno recordar al Loco Maggi en una de las cientos de intervenciones grotescas de las que fue partícipe, y que se van perdiendo de la narrativa cotidiana.