miércoles, 30 de septiembre de 2009

MAS MUERTES EN EL MUSEO

Es la última nota que publico, acerca de la investigación realizada por el grupo GUIA (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social) llevada adelante en el Museo de La Plata, denunciando la exhibición esqueletos “convenientemente preparados” de pueblos originarios: Onas, Tehuelches, Mapuches, Tobas, etc y lo que es peor, demostrando que muchos de ellos habían sido llevados a trabajar como ordenanzas o personal de limpieza a ese lugar y que sus muertes fueron provocadas, inducidas, favorecidas.


La dudosa muerte del cacique Inakayal que residía en el Museo, su cuero cabelludo y oreja expuestas en una vitrina y la identificación de su cerebro son muestras claras de la “barbarie” blanca.
La suerte de las prisoneras residentes en el Museo constituye otro capítulo del horror. Es el caso de Margarita Foyel y Eulltyalma, esta última mujer de Inakayal, reducidas a la servidumbre y condenadas a vivir en los subsuelos húmedos del lugar, donde murieron de tristeza.



Sus restos, esqueleto, cerebro, cuero cabelludos, piel, mascarillas mortuorias, ponchos, etc, al igual que los de Inakayal, fueron exhibidas en las salas de antropología.
Los dueños del poder, artífices del Modelo de País Agroexportador, describían así a Margarita Foyel:

De carácter suave y tímida pero jocosa, y con la expresión del rostro triste. Muy comunicativa, le gustaba contar episodios de su vida. Habitualmente indiferente, conciliadora y respetuosa, mostraba interés sobre todo por los pájaros del Museo. Tejía todo el día, muy trabajadora, sin ningún tipo de coquetería”.

Murió a los 33 años, un 21 de Septiembre de 1887, en el Museo de La Plata.

Once días después,
el 2 de Octubre de 1877, muere la mujer del cacique. La describieron así:


Reservada, triste y rencorosa. Su rostro, preferentemente triste, cambiaba difícilmente. Taciturna, dormía casi todo el día. Habitualmente indiferente y predispuesta a la discusión.”


La investigación dice al respecto, sintetizando la situación : “Después de la Campaña al Desierto se trajeron indígenas al Museo de La Plata y se los utilizó como peones de limpieza. Cuando murieron, mandaron sus cuerpos a los laboratorios de la Facultad de Medicina para que les sacasen el cerebro, el pelo, los huesos y luego sus restos volvieron al museo. Seguían siendo considerados “patriomonio” del museo. ¡Eran objetos, no seres humanos”



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