Tu nombre completo es Horacio Norberto Farias, nacido el 31 de diciembre de 1956, pero todos te conocen como “Pocho”.
Una partera te trajo al mundo, dona Encarnación de Hernández (esto fue así con los dos últimos, de un total de 7 hijos, cinco mujeres y dos varones, entre todos vos el mas chiquito).
Una partera te trajo al mundo, dona Encarnación de Hernández (esto fue así con los dos últimos, de un total de 7 hijos, cinco mujeres y dos varones, entre todos vos el mas chiquito).
Tu mamá se llamaba Raimunda Coronel y falleció en 1987, tu padre Enrique Farías muerto en el 2000. Desde entonces vivías solo en la casita de la calle Belgrano, tranquilo, de saludo amable y sonrisa para todos.
Arisco para la escuela, comenzaste en la Nª4, pero al poco tiempo te trasladabas a Pehuelches (la señorita Alicia te pasaba a buscar), para finalmente finalizar en Los Agrarios (con la señorita Marta). Tretas por doquier para no ir: “Decile a mamá que se me parte la cabeza” y Pochito se quedaba.
Su primera comunión en Pehuelches, fue acompañada por toda la familia que llegó en Colectivo para la fiesta. Sonreía sin ocultar su alegría de pibe.
Decía siempre: “Yo no tengo nada, pero soy millonario en amigos” y parecía serlo, aunque hoy en las marchas no muchos de aquellos lo acompañen. Quizás se entiendan de otra forma. Vaya a saber…Me cuesta analizarlo.
Si le hacían algo que lo asustaba, no paraba de llorar, a punto tal que sus hermanos y por ser el mas chico, una noche se disfrazaron de fantasmas y el chicato entró “sin vista” a la casita, diciendo que “una sábana” lo perseguía . Desde ese momento, un sobrenombre de hermanos lo rebautizó “Caguinche” y aún provoca las risas cuando lo cuentan.
Los días de la madre, no sólo saludaba a la suya con afecto, sino que recorría las casas de sus tres hermanas residentes en Tres Lomas, pero estratégicamente la última en ser visitada era Nelba, porque allí comía un pucherito que le encantaba.
Otras veces, por la tarde, aparecía con una bolsita que sacaba y guardaba en el bolsillo sistemáticamente y eso era suficiente para que Nelba la llenara de yerba. Un beso, te quiero mucho, hasta mañana y a sus sobrinos siempre: “Respeten a su madre”.
Su bici era rodado ancho, comprada en tres cuotas de $50, la misma que usa Nelba, la que guarda a la noche celosamente, porque “es la de Pocho”.
Terror de las ollas, floreros y cuanto adorno hubiera dentro de la casa , la pelota de trapo, mas vale “cargada”, consistente y empeñado en “jugar adentro”. “Pooocho…adentro noooo” y él seguía, como si un partido importante se estuviera disputando.
Hincha de Independiente, punteria endiablada a la bolita, amante del Ping-Pong, volvedor de pelotas como pocos, un “frontón humano" parecía.
Adolescente ya, era común verlo con su viejo, sentado en una silla petisa, hasta que llegaron de regalo dos reposeras que cuidaba exageradamente.
Adolescente ya, era común verlo con su viejo, sentado en una silla petisa, hasta que llegaron de regalo dos reposeras que cuidaba exageradamente.
Muy creyente, devoto de la Vírgen de Luján y amigo de la Hermana Eulalia, la que sistemáticamente recibe cada marcha e invita a pasar, aunque a veces parece que eso no alcanzara.
Predilección por su hermana Nelba, los días de fiesta, siempre le ganaba de mano y no la dejaba llegar, se adelantaba y la visitaba primero. Su casa refugio de muchos amigos en noches hermosas y en lo personal, el refugio de “esa hermana” , la misma que hoy encabeza las marchas, la que sigue pidiendo verdad y justicia, la que se niega a olvidar, la que aún amenazada, sigue adelante.
Será por eso que Pocho le inició un poema inconcluso que comienza así: “Vos sos mi hermana y sos mi madre…”. No pudo terminarlo...
2 comentarios:
Felicitaciones Guillermo por hablar de quien era Pocho, de su niñez y juventud, a veces nos olvidamos de todo esto. Nadie tiene derecho a quitar una vida. De eso se trata y vos lo humanizas muy bien porque así era Horacio. Gracias.
La verdad me costó mucho terminar de leer sin lagrimear, y te lo agradezco Grillo. A lo mejor estas simples lineas ayuden a ablandar el corazón de piedra de tantos y tantos treslomenses. Lo conocí a Pocho, lo acompaño en cada marcha y sufro junto a él ante la impotencia de seguir viendo un pueblo dormido. Annque la palabra sería indiferente no? Un pueblo que reacciona cuando se tocan intereses solo económicos, sea una serie de robos o 3 puntos en el índice de las retenciones. Triste. Pero así es Tres Lomas. Saludos
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