Mientras Néstor Kirchner era elegido por unanimidad como Secretario General de UNASUR por los presidentes de la región, acercando aún más el sueño del abrazo entre José de San Martín y Simón Bolivar.
Mientras la justicia detenía a José Alfredo Martinez de Hoz, por su orden para encarcelar a un empresario y su hijo en 1976, dando comienzo a una apertura de la economía argentina a mercados internacionales, condenando a buena parte de la industria nacional a su decadencia y con ella a los sindicatos y a los trabajadores, víctimas principales del Terrorismo de Estado.
Mientras en diputados se debatía animosamente la nueva ley para permitir la unión legal entre personas del mismo sexo, que tenía en el bloque oficialista su principal sostén.
Mientras estas buenas noticias políticas para los Argentinos sucedían, los dirigentes de la Mesa de Enlace, envaletonados por un muy pobre acto-2000 personas- en Coronel Pringles (no se animaron al “aire libre” y prefirieron el refugio de las discretas paredes del Club Independiente de esa ciudad), lanzaban la idea de festejar el 25 de Mayo al costado de las rutas, comiendo locro y embanderando sus 4 X 4 modelos 2010. Es que quieren “retenciones 0” para la soja…
Remití a la historia del otro cumpleaños importante de la patria, el del Centenario en 1910, cuando el País Agroexportador triunfante, intentaba mostrarse exitoso ante el mundo, aunque para hacerlo hubiera que “barrer bajo la alfombra” la marginalidad de los conventillos, la huelga de inquilinos, la explotación de los chacareros arrendatarios por el régimen terrateniente, la demanda por el voto popular, la movilización anarquista, la prensa obrera militante, la educación primaria que llegaba solo al 20 % de los chicos Argentinos, y decenas de etceteras.
Un Centenario que intentaba ocultar todo esto, no mostrarlo, no visibilizarlo, porque conspiraba contra esa Argentina de una clase dirigente embobada por Europa.
Mayo de 1910 se festejó con visión oligárquica, elitista, de clase dominante, con un intento de Homogeneidad que distaba mucho de la realidad popular que se vivía.
Hacerlo con menos grandilocuencia que en 1910, será un buen comienzo, mostrar los actores sociales en pugna, sus intereses, los conflictos y tensiones, será enriquecedor para la fecha y en este contexto, dejar que los privilegiados del campo coman su locro y hagan sus discursos será el mejor de los escenarios , solo que ahora, ya no pueden utilizar al gobierno ni al estado para que sus intereses grupales, aparezcan como los intereses de toda la sociedad.
Esto ya no es posible, quedaran en esa instancia, desnudos, en pelotas, subidos a su toneladas de soja y comiendose un locro, al que le pondrán por supuesto, otros porotos, no transgénicos, distintos a los que donaron caritativamente a los comedores escolares en plena crisis del 2001.
Es que ahora no son para los pobres, son para “su gente”, la que hoy necesita festejar por separado esta fecha. Ese día, comerán el mejor de los asados temprano y eructarán locro para los medios concentrados.
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