lunes, 21 de junio de 2010

"CON LA MAYOR CIRCUNSPECCION Y MEDIDA"


El 27 de febrero de 1812 Manuel Belgrano, inaugura las dos baterías que instaló en Santa Fé a orillas del Paraná , esperando la llegada de los españoles que eran fuertes en Montevideo.

Las bautiza con el nombre de “Independencia” y “Libertad”.
Allí enarbola por primera vez nuestra bandera de color “blanco y celeste” y con rayas verticales.

Señala a sus tropas el sentido de su acción al crearla: “ha exitado los deseos de los verdaderos hijos de la patria y la firme resolución de sostener la Independencia de América”.

Allí está nuevamente la palabra que enloquece a Rivadavia, el burócrata rentado del gobierno tripartito que está en Buenos Aires.
No olvidemos que la Revolución de Mayo y la creación de gobierno se había hecho “en nombre de Fernando VII” , por eso la palabra “independencia”, ardía para algunos.


Un dirigente político de la importancia de Belgrano no podía ignorar que con ese acto estaba generando, lo que hoy llamamos, un verdadero “hecho político”.

Y fue tal el hecho, que no causó ningún agrado en el gobierno.
Rivadavia le contesta diciendo que no es prudente lo que hizo, que el gobierno ha decidido manejarse con la “mayor circunspección y medida” y lo increpa epistolarmente por “las demostraciones que usted inflamó a las tropas a su mando”.
También agrega: “Haga usted pasar como un rasgo de entusiasmo el suceso de la bandera blanca y celeste enarbolada, ocultándola disimuladamente y sustituyéndola con la que se le envía, que es la que hasta ahora se usa en esta fortaleza…”.
Por supuesto que la bandera que le enviaba Rivadavia a Belgrano era la española.

Mientras algunos ponían el cuero en el campo de batalla, con tropas improvisadas, milicianos (mezcla de militares y ciudadanos), otros dudaban del camino político que debíamos seguir y creían conveniente, mientras buscaban la dependencia de Inglaterra, seguir guiandose por la parodia de la “máscara de Fernando”.

Belgrano recibe esta carta pero decide ignorarla y parte hacia el norte, donde, ya en Tucumán le hace rendir honores a la misma bandera que le habían mandado ocultar.
Le explica por carta a Rivadavia: “La bandera que ya nos distingue de las demás naciones, no confundiéndolos igualmente con los que tomando como pretexto a Fernando VII tratan de privar a la América de sus derechos”.

Este era un golpe directo a Rivadavia, eso sí, muy bien redactado por Belgrano, un intelectual brillante.
Niega Belgrano haber recibido la carta que le pedía “disimular “ la bandera y recibe una nueva reprimenda por haber provocado “tamaño desorden”.


Valga el hecho, para estos tiempos, donde creo que el respeto por la patria no se identifica nunca con la sumisión, la prudencia y la moderación y sí lo hace con la llamada “desobediencia”, el conflicto y la lucha apasionada.

No siempre las grandes cosas se hacen obedeciendo ciegamente, muchas veces hace falta desafiar el órden existente, plantarse ante los poderes y actuar de otra manera a la esperada por los poderosos.
El 25 de Julio de 1816, sólo 16 días después de la declaración de la Independencia, la bandera es confirmada como el símbolo nacional.

El acta decía primero “libres de españa” y unos días después se avivaron y le agregaron “..y de toda otra potencia extranjera”.

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