La ví ya por tercera vez, se llama "
Diario de Motocicleta", la película que cuenta el viaje que por América del Sur realiza Ernesto Guevara de la Serna y Osvaldo Granados, este último bioquímico y el primero faltandole unas materias para ser médico.
No sé si es la película mas importante sobre el "Che", pero hay un pasaje de la misma que me emociona y tiene que ver con esa percepción del jóven Ernesto cuando llegan-luego de muchas peripecias-al leprosario de Perú.
Allí, una vez hechas las presentaciones de rigor, le dice a su amigo:
"Viste el río, separa a los sanos de los enfermos". Luego pasan 3 semanas llendo y viniendo en canoa, del hospital al leprosario, ida y vuelta, curando y haciendose querer. Pero la verdad era que el río realmente separaba.
Hasta que llega el día de su cumpleaños, que coincide con la estadía y se festeja del
"lado sano", en tanto solo la música se escucha del "
lado enfermo".
Guevara sin decir nada se acerca a la orilla del río, Osvaldo su amigo lo acompaña y le pregunta que le pasa. Este contesta: "
Me voy a festejar mi cumpleaños con ellos", se saca la camisa y se zambulle a nadar no menos de 500 metros de un río caudaloso e impredecible.
La escena no tiene desperdicio, Ernesto nada y en cada bocanada de aire desafía su asma que se le comienza a notar, mientras desde la orilla segura, le piden que vuelva.
Del otro lado, los enfermos de lepra se dan cuenta de la situación y comienza el apoyo: "Vamos Ernesto", "Tu puedes", "Fuerza Ernesto" y finalmente llega, con su asma ahogándolo, llega pese a ella, a puro corazón y voluntad.
El "Che", que todavía no era el "che", sino
"Fuser" como le decía su amigo en la travesía, como siglas de
"Furibundo Serna", desafía la lógica de su pertenencia, arriesga, se juega...y llega.
Estas imágenes de quien tiene claro que buscar pertenencias y exclusividades no construye mejores seres humanos, que separarse del otro como si fuera una "manzana podrida", en realidad empequeñece al hombre, que ninguna nación,
ni ningún pueblo como Tres Lomas, será mas feliz, solo porque empujemos fuera a los que nos parecen que "no pertencen a un sector" (sea este social, político o educativo), constituye la síntesis del desafío a resolver cotidianamente.Habrá que elegir, o nadar en aguas difíciles para achicar la brecha, o en la seguridad egoísta de nuestras pertenencias materiales e ideológicas, hacerla infranqueable para siempre, condenando al "otro" a la marginación y a quien margina a ser un victimario aborrecible.
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