CHILE: "EL VOMITO DE SANGRE"

El Papa les mandó saludos y los “incluyó en sus oraciones”, los Astronautas en órbita-un tanto mas cerca de Dios- también los recordaron, las empresas les ofrecen viajes y prebendas por doquier, Piñera repitió como loro el “bienvenido a la vida” que sonaba burocrático cuando se rescató al “último” minero.

Los medios hegemónicos Argentinos, machacaron con el “milagro” chileno y nadie-salvo Televisión del Sur- contextualizó lo sucedido.
Empresarios inescrupulosos y falta de fiscalización del estado chileno, hicieron que la mina “San José” fuera habilitada por Resolución del 28 de Julio, en tanto el 5 de Agosto se desplomaron los 5 niveles. Trabajaban 300 y quedaron atrapados 33.

No es la excepción en Chile. En los últimos 10 años murieron cerca de 400 mineros en distintos agujeros abiertos en la cordillera.

Trabajos documentales ya realizados en Chile-al calor de lo que sucedía- dejan en claro que las máquinas caras para realizar la operación de rescate, llegaron más por presión popular que por decisión gubernamental; que toda la normativa Chilena se maneja en función de los intereses patronales; que los derechos laborales son violados en todas y cada una de las minas; que fue mucho mas lo recaudado por las empresas que lo invertido en infraestructura; que el dueño de la mina se llama Alejandro Bohn y es un canalla; que la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados de Chile investigó poco y mal.

¿Ver la tele o ver la historia? . Ambas ayudan a comprender el proceso, pero en su encuentro nos interrogan acerca de porque es siempre la tragedia mediatizada el escenario en el cual nuestros países latinoamericanos, recuerdan a quienes generan riquezas que disfrutan unos pocos.

Vuelvo a Eduardo Galeano con dos párrafos de “Las venas abiertas…”:

“Pero la muerte, lenta y callada, constituye la especialidad de la mina. El vómito de sangre, la tos, la sensación de un peso de plomo sobre la espalda y una aguda opresión en el pecho son los signos que la anuncian”.

“ Los tecnócratas y los burócratas no mueren de silicosis, pero viven de ella”