Sanz y Cobos ya se bajaron. Uno por no mover el amperímetro de las encuestas, el otro porque la traición nunca paga bien. Quedó Ricardito que lanzó su candidatura en un aburridísimo Comité Nacional de la Unión Civica Radical, sin pasiones y militantes abúlicos.
Unas flacas banderas rojas y blancas, intentaban ondear al recuerdo de la pasión despertada por don Raúl en otras épocas. Esta vez les faltó viento...y discurso...y contenido...y carisma.
La cuestión es que Ricardo Alfonsín ya es candidato a presidente por el mas que Centenario partido. En ese acto, el candidato eligió una frase pensada por algún sesudo asesor para intentar sonar contundente ante los Argentinos.
Dijo que nunca haría nada "por lo menos a sabiendas que dañara a mi país, en segundo lugar a mi partido y en tercer lugar a mi familia."
Nada que decir.
Salvo que inmediatamente después pronunció su contradicción mas perfecta. Dijo: "Rapidamente nos juntaremos con Ernesto y con Julio, para establecer las bases programáticas...". Ernesto es Sanz y Julio es Cobos.
¿En que quedamos don Ricardo? ¿No era que no haría daño al partido?. El primero vaya y pase, pero con el traidor yo no me confiaría.
Por el país no tema, lo gobernará Cristina. Por el partido ya sabe, cuidese del "voto no positivo", por los afectos nada que agregar, parece usted buen tipo, querible y seguramente sus afectos se lo demostrarán.
Pero con esto último no alcanza don Ricardo. Es demasiado poco. Es el país vió...
Comentarios
Me hace pensar que las traiciones son recíprocas. Desde ya gracias por el espacio. El Espectador.