Yo dejaría de hablar de "vestirse con ropajes ajenos", frase que solo un sastre miope puede tomar en serio. Roberto Alvarez, en el corto lapso desde su asunción como intendente, al igual que Marco Polo ha seguido el "camino de la seda".
Tiene buenos laderos al efecto, conocedores de los vericuetos-siempre productivos-de los ministerios en la ciudad de La Plata y otros conocedores de cuánta casa y necesidad existe en nuestro pueblo. Bien rodeado, fue por el tejido necesario para el desarrollo , explicó que precisaba, cortó lo necesario y trajo.
Simple, sin casi palabras que expliquen un acto de gestión concreto, lejano al que nos tenían acostumbrados: "el preconvenio, reconvenio, refirmado sobre la firma acordada del desacuerdo para poner en valor la instancia de mediación necesaria...". Es decir: tres tigres trigos y cuanto trabalenguas más usted se imagine.
Gran diferencia a mostrar: de la gestión del trabalenguas, a la de la obtención y concreción de la obra: ya llegaron los caños, ya se abrieron las primeras zanjas y en poco mas de un año, tiraremos la cadena... y así en todas las áreas de gobierno: Ha hecho mucho más que lo que prometió el hombre y su potencial está intacto, tiene ganas de hacer y se le nota.
Por otro lado, su gran fortaleza ha sido pasar desapercibido en las cuestiones banales: el tipo dijo que no se prestaría a contestar ninguna de las respuestas de los dolidos e indisimulados derrotados. Y no lo hizo.
En los anuncios importantes, Roberto Alvarez toma apuntes, hace su borrador, consulta y emprolija y luego con mucha seguridad se para frente a un micrófono, sea en un acto político, institucional, en una conferencia de prensa o en un medio de comunicación y desgrana con seguridad y soltura su postura, que no es otra que lo hecho, sin artificios.
No es Alvarez un vendedor de humo, al contrario, primero se asegura que el fuego esté bien prendido. Otra diferencia con el pasado, donde la niebla sin referencias era lo habitual. Así nos fue en nuestro desarrollo.
No es Alvarez un hombre que intenta ocupar el centro de la escena en ningún momento, sí es una persona interesada en que se sepa pura y exclusivamente lo que se está haciendo; no es un hombre que quiere llenar el espacio con presencia mediática, sí es un intendente que comprende la importancia de los medios de comunicación para informar y no deformar; no es un funcionario que sueña con ser "actor principal" y salir en todas las escenas a conquistar a alguien, sí es un actor importante que día a día se consolida en su proyecto; no desembarcará en ninguna institución cultural, deportiva, social, educativa como en "Normandía", sí las atenderá para acompañarlas en su proceso; no genera ni promueve el panóptico treslomense, sí está atento para ver las demandas, pero solo eso.
Todo esto lo está haciendo muy bien. Acostumbrados a la chantada de los "sabedetodopocodenada", Roberto Alvarez habla con propiedad, aprende, transmite confianza y crea climas de tranquilidad personales, familiares e institucionales aptos para la creatividad, la imaginación, la propuesta y el desarrollo. Es que siempre el líder transmite su "espíritu" al resto. Así también fue antes y lo pagamos caro.
Este otro intendente, en poco tiempo, muestra otra forma de hacer política: la de permitirle a los otros desplegar su potencial, la de la presencia constante sin que esta ahogue, la de la gestión sin versos hacia la población, la de la obra sin maquillaje barato.
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