"...siendo tan de mi obligación que los reinos y provincias que Dios me ha encargado los gobiernos, manteníendolos en paz y justicia...tengan en vuestro ánimo, el primer lugar, el amparo y alivio de los indios, para que no sean gravados ni vejados en ninguno de los casos que las ordenanzas los defienden, antes habéis procurar que sean tratados como plantas nuevas, en la predicación y enseñanza de nuestra santa fe, y con piedad y amor en sus necesidades temporales..."
Archivo de la Nación Argentina. Epoca Colonial. Reales Cédulas y Provisiones. T.I, pág 380
Nada mas lejano de lo que sucedía en América: Toda conquista es un acto de fuerza. Los conquistadores españoles sometieron a las poblaciones nativas invadiendo sus tierras, saqueando sus bienes y obligándolos al trabajo a destajo en su propio beneficio.
Esto provocó una disminución de la población nativa, denominada por algunos investigadores como "catástrofe demogràfica". De los 80 millones de habitantes que se calcula vivían en el continente a la llegada de los europeos, en la tercera década del siglo XVI solo quedaban 10 millones y hacia 1600 menos de 2 millones.
Tras la invasión, la población indígena disminuyó un 90 % a causa de las guerras, los malos tratos y las enfermedades, pero fundamentalmente, a causa de una forma de entender el mundo, génesis del capitalismo, donde las personas eran consideradas mercancías.
Una vez que la población nativa llegó a su "catástrofe demográfica", el reemplazo fueron los esclavos negros africanos.
La carta del rey español de 1658, constituía una burla, "bendecida" por la Iglesia, para otorgar un sentido de fé, a lo que simplemente era el despojo, exterminio, genocidio de muchos pueblos, brutalmente simplificados bajo el nombre de indios. Las "plantas nuevas" ya habían muerto en lo que había sido su propia tierra, amacetadas en el estrecho espacio del capitalismo en génesis.
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