miércoles, 3 de abril de 2013

AGUA Y MUERTE: EL DOLOROSO APRENDIZAJE

Motivos personales detuvieron la escritura y despuès de mas de un mes, retomo el blog.
Lo hago empujado por las inundaciones en la la llamada "aglomeraciòn" Buenos Aires y la emparento con lo sucedido en La Plata.
La "aglomeraciòn" Buenos Aires representa la mayor extensiòn urbana de nuestro paìs, con mas de un tercio de la poblaciòn nacional ubicada en un radio de aproximadamente 36 km a partir del puerto que la configurò desde su orìgen històrico.

Han sido las condiciones de drenaje potenciadas por la intervenciòn humana las que han hecho vulnerable a la ciudad en lo que al riesgo hìdrico se refiere.

Y cuando hablamos de "aglomeraciòn" no es caprichoso, sino una forma de visualizar que esta categorìa no coincide espacialmente con los lìmites administrativos, burocràticos e incluso polìticos en que una divisiòn superestructural puede distraernos. Por eso Buenos Aires, es el Conurbano y tambièn La Plata.

La extensiòn a travès de los diversos censos modernos de la "mancha urbana" ha hecho que un riesgo natural-una lluvia muy copiosa en poco tiempo como en este caso- se convierta en un peligro para los asentamientos humanos.
Riesgos naturales hubo y habrà y para evaluarlos hacen falta dos cuestiones: conocer esos preocesos, pero fundamentalmente ser concientes de los usos del territorio y la gente que podrìan ser afectados por ellos.

Los desastres naturales son inevitables porque se originan en fenòmenos de la naturaleza, sin embargo, es posible amortiguar sus consencuencias con una planificaciòn eficaz e impedir los machucones conocidos.

Gendarmerìa, Prefectura, Policìa, etc, son uno de los rostros del estado presente, pero no debe verse con preocupaciòn-salvo para los insidiosos medios cada vez menos hegemònicos- la organización de los propios vecinos para articular y garantizar las polìticas de un estado que no està ausente, pero que podrìa ser mucho mas eficaz si tuviera ese basamento construido con anterioridad y no en la coyuntura de la desesperaciòn, donde la "lìnea del agua" en las casas fue el eje de todas las notas periodísticas.

Por lo que involucrar a la poblaciòn en este tipo de catàstrofe es el camino para proyectar los esfuerzos de la emergencia hacia la mitigaciòn de los sufrimientos de hoy y las prevenciones que impidan heridas futuras.

Buenos Aires, desde su fundaciòn, mostrò su debilidad: haber sido construida en un àrea de contacto entre la llanura pampeana, el delta del Paranà y el Rìo de la Plata y sus sudestadas destructivas. Contradicciòn si las hay. Una ciudad construida allì donde los factores del clima fueron y son favorables para la instalaciòn humana pero problemàticos para el escurrimiento superficial de las aguas.

Lo fueron siempre, desde la època de los virreyes. Cuanto más despuès de que la modernidad comenzara a entubar arroyos, achicar espacios verdes, desaparecer jardines y patios, pavimentar adoquines, interceptar el escurrimiento natural, etc

No es un descubrimiento actual decir que toda la ciudad de Buenos Aires funciona como una unidad que parece impermeable, en la que el agua escurre sin posibilidades de infiltraciòn o retenciòn, corre e inunda, corre y copa los bajos, corre y busca los valles tapados de los arroyos entubados. Verdaderas trampas.

El arroyo Maldonado fue entubado intentando recuperar una zona interesante para construir y allì se hizo encima la avenida Juan B. Justo y si bien este desague cerrado por un tubo, ayudò a paliar llas lluvias, lejos estuvo de alejar el problema. Ese valle de inundaciòn acercò las casas y edificios a las zonas bajas y esto se repitió con otros: el Vega, el Medrano. Y asì lo que no era vendible, ahora se convertía en negocio inmobiliario y lo que había sido un descampado se urbanizaba a ritmo acelerado. Hasta que un día llovía un poco mas de la cuenta y ese arroyo encorsetado salía por donde podía y las casas se inundaban grotescamente.

Otros arroyos ni siquiera corrieron esa suerte y los rellenaron. Peor aún.

Este tema ha sido poco trabajado en los medios y solo algunos capos que visionan una naturaleza con el hombre y viceversa, pudieron dar cuenta con claridad de lo sucedido. Entre ellos el arquitecto Livingston que da gusto oirlo allì donde lo llamen.

Y ahora  vamos a lo mas coyuntural pero necesario. Macri podía estar en Buenos Aires que nada hubiera podido hacer y Cristina podía haber estado en el Vaticano y tampoco. Francisco dice que "el señor" nos va a ayudar sin explicar bien donde estarán los colchones, el agua o la comida.

Scioli planteo la idea del "Tsunami de lluvia" y con eso intentó explicar los 400 mm de La Plata, que nada ni nadie hubiera podido evitar, pero si disminuir, morigerar, atenuar, aplacar, prevenir: esta polìtica se basa fundamentalmente en trabajar CON LA NATURALEZA, no en contra de ella y eso implica necesariamente conocerla profundamente, seguir sus tendencias y hacer que las sociedades las conozcan, sin que el "mercado" ciegue al estado.

Lo bueno de la jornada ha sido que la presidenta estuvo allí y aún sabiendo del ataque sistemático que la naturaleza recibe de una sociedad capitalista despreocupada por las consecuencias (vidas y bienes, en ese órden), saludó y besó con humanidad a los vecinos de Tolosa en La Plata y a los de Villa Mitre en Capital Federal. Lo bueno fueron las frases que se explicitaron: "Fue parecido a una guerra" deslizò un funcionario y otro sostenìa "Recibimos una bomba de agua". La imprevisibilidad de Malvinas y el informe Rattenbach vinieron a mi mente, aunque sin íntentar comparar.

Mientras Macri-que nada podía haber hecho aunque hubiera estado aquí y no en Brasil- sostenía su derecho al descanso, la mina no descansaba y estaba en los lugares donde el sufrimiento se había instalado, nombraba al gobernador de la provincia y a su ministro de Seguridad y acercaba a colaborar al suyo propio. La naturaleza hubiera actuado igual con una sociedad que jamàs la respetó, pero el posicionamiento fue bien distinto. Macri descansa, Cristina y Scioli, estaban allí.

Del otro lado, los medios caranchos, entraban a las casas donde todo estaba patas para arriba y buscaban sacar lo peor de la gente, vigilantear a la madre de la presidenta en Tolosa, escarbar en las anécdotas mas morbosas y preguntar de forma tal que la función del periodista termina dinamitada.

Hay muertos, desaparecidos, heridos y evacuados. Constituyen la necesaria enseñanza que los pueblos pagan cuando se olvidan de dar las respuestas que no deben dejar de darse: un estado cada vez mas fuerte y organizado, un estado que no se ahogue con la burocracia, un estado que vea en el pueblo organizado-aún en la catástrofe, tarde y como pudo- un avance en lo que tenemos que consolidar.

No hay causa triunfante sin pueblo conciente.  No la hubo en Malvinas. No la habrá tampoco en estos temas. Una vez más quien mejor comprendió el camino, fue la presidenta, aunque el agua potable no llegue a todos, los colchones y almohadas no sean los suficientes, la comida caliente llegue fría y la luz eléctrica tarde en venir.

Otra luz ilumina a través de la tragedia, un aprendizaje que nos llevará a ser mejores...porque nos pasó y nos duele y porque haremos el duelo de tres días, no como lamento que nos inmovilice, sino como análisis que nos lleve hacia adelante: a estar unidos y organizados.

1 comentario:

grillito dijo...

hola grillo leo que por cuestiones personales hace un mes que no escribis, no dejes de hacerlo...no es facil encontrar seres que lo sepan hacer...y aunque algunos te lean y te envidien es lindo leer a alguien de su comunidad con algo de "goyete"...mi comentario a tu nota, una frase de Galeano "me aburren y me crispan las voces del poder "