martes, 2 de julio de 2013

LOS 2 DE JULIO




Los  2 de Julio siempre me pasa lo mismo. No puedo evitar el pensamiento místico que vincula inexorablemente las muertes de los dos caudillos del siglo XX: Hipòlito Yrigoyen y Juan Domingo Peròn.
El 1 de Julio de 1974 muere Peròn que habìa vuelto a la Argentina producto de la lucha sindical y de los jòvenes que a su manera (en militancia de base, territorial  y superficie y en lucha armada) habìan comprendido lo que se significaba para el movimiento nacional, popular y revolucionario, la ausencia del lìder que en forma dialèctica habìa configurado y se habìa configurado al calor de la fragua de sus dos primeros gobiernos.

El 3 de Julio de 1933 muere Yrigoyen, el de la lucha armada para destronar a la oligarquìa gobernante, el de la ampliaciòn de los derechos polìticos de la ley Saenz Peña (voto masculino, universal, secreto y obligatorio), el que tibiamente habìa hecho actuar al estado que hasta ese momento habìa sido solo vehìculo de la oligarquìa, ahora mediador entre lobos y ovejas, pero mediador al fin. El de los grandes cambios en la educaciòn a travès de la Reforma Universitaria, el de la polìtica petrolera soberana, el de la tensiòn mal resuelta con parte del movimiento obrero, que solo en ese momento se atrevieron a hacer huelgas sistemàticas, porque advertìan que en ese viejo caudillo democràtico, se expresaba el espacio necesario para hacerlo.

Sobre la muerte de Juan Domingo siempre hay referencias, pero sobre don Hipòlito se guarda un silencio que atruena por injusto, ya que entre ambos posibilitaron la continuidad (con el engranaje ideològico de FORJA, la continuidad del proyecto nacional inconcluso).

Yrigoyen muere en la ciudad de Buenos Aires y sorprendiò el acompañamiento a su velorio. No asì la masiva concurrencia al de Peròn que muere siendo presidente constitucional. Yrigoyen era un paria, un desterrado, el que habìa estado preso despuès de 1930 en la isla Martìn Garcìa, el que se opuso a la participaciòn en los comicios fraudulentos que la dècada infame puso como una zanahoria sobre los desesperados comiteriles (aùn sin escrùpulos en nuestros dìas y tambièn en nuestro pueblo) que con tal de tener una porciòn de poder, daban por tierra los logros legìtimos del primer partido polìtico moderno de la Argentina.

Por todo esto acompañò la gente el sepelio del vasco don Hipòlito , una de los mas masivos y dirìamos que inesperados de la Argentina. Descansa en la Recoleta. Con èl morìa el primer conductor del siglo XX que ponìa coto a los poderosos, sin esquivar sus contradicciones, pero en el balance final significò eso: ni mas ni menos que la democratizaciòn de la vida polìtica Argentina, elecciones ganadas cada vez por mayor diferencia, condena a los poderosos de entonces a tener que "golpear" para mantener el poder polìtico.

Hoy estamos en presencia de un movimiento històrico diferente, gestado en el siglo XXI, el Kirchnerismo,  pero que recoge de estas dos tradiciones nacionales y populares lo mejor: la democratizaciòn de la sociedad, los derechos conquistados y reconquistados, la distribuciòn de la riqueza, la soberanìa popular, la justicia social, la independencia econòmica, la idea de que es preferirse morir con lo puesto que camouflarse para engañar.

Los 2 de Julio de todos los años, siempre me pasa lo mismo. No puedo dejar de pensar en la sìntesis que todavìa hace falta profundizar para que las mayorìas nunca mas sean burladas, para que las tensiones se solucionen a su favor, para que no sean apaleadas y si tenidas en cuenta.

Es que estos dos caudillos no dejan de provocar. Mueren con un dìa de diferencia y aùn esperan que los Argentinos que tienen los mismos problemas, pertenecen al mismo segmento social y creen en las causas nacionales, se puedan manifestar juntos, reduciendo al gatopardismo de la derecha a su mìnima expresiòn y al oportunismo a su pura agonìa.



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