martes, 9 de febrero de 2016

ANIVERSARIO DEL PUEBLO: MAS ESPINAS QUE ROSAS




En estos días de festejos por el aniversario de Tres Lomas, es frecuente escuchar una historia sin conflictos ni tensiones, como si el pueblo hubiera nacido en un momento ahistórico, precisamente a comienzos del siglo XX, cuando las oligarquías gobernantes durante décadas, comenzaban a ceder su lugar a las clases medias representadas fundamentalmente en el Radicalismo de don Hipólito Yrigoyen.

Nos llamamos José María Blanco en el principio, y ese nombre ha sido una especie de misterio para los treslomenses, no sólo porque su familia se ha perdido en el tiempo, sino porque su reemplazo progresivo por el paisaje de la Tres Lomas, lo han convertido casi en un extraño.

Existen testimonios de la fuerte resistencia que su mención desataba, casi en el parto mismo del pueblo, cuando instituciones y comercios preferían el "Tres Lomas" en sus denominaciones, dajando en un lugtar ignoto al verdadero dueño de las tierras. Los ejemplos más contundentes se visualizan en las Sociedades Mutualistas de Españoles e Italianos. Ambas finalizaban su nombre con el paisaje geográfico que nos caracterizó, pero don José María era sistemáticamente ignorado.

En realidad representò a Antonio Blanco, ante el gobierno en la compra de las 10.000 hectàreas donde luego se emplazaría el pueblo con el que intentaría inmortalizar su presencia terrenal.
Pero conviene analizar los pasos de José Maria Blanco, para entender su permanente carácter especulativo respecto al lugar de sus inversiones, ya que fueron éstas el común denominador de todas sus acciones y no el "deseo fundador". al contrario, siempre primero el negocio lucrativo.

La familia Blanco había comprado estas tierras, pocos años después que la línea de frontera de la Zanja de Alsina,. mutó en la etapa ofensiva llevada adelante por Julio Argentino Roca y su mano derecha en nuestra zona Conrado "el toro" Villegas (el de la avenida central de Trenque Lauquen, o mas conocida como "la Villegas").

Las tierras debían ganar en valor y de eso se ocupó la familia Blanco, no a través de la producción o la futura colonización planificada, sino de la especulación lisa y llana.
Se distinguen en este análisis tres momentos donde el ímpetu especulativo se materializó en decisiones del "fundador".

El primero de ellos fue la gestión presurosa para que se emplazara la Estación Ferroviaria a la altura de sus campos, ya que el tren, si bien pasaba por sus tierras, se detenía sólo unos instantes en un vagón que oficiaba de improvisado despacho.

En 1902 el Ferrocarril del Oeste había trazado las estaciones que obligaban al paso por los campos de Blanco, pero sin entidad de estación ferroviaria.

No significaba lo mismo, un simple vagón detenido en el medio de la pampa, que una estación ferroviaria reconocida, que potenciara el movimiento económico de la región, asegurando, no sólo a sus campos, sino a toda la zona colindante, el lugar donde cargar la materia prima y descargar las mercaderías y que oficiara de faro atrayente de mano de obra y población necesaria para el núcleo urbano con el que Blanco imaginaba sus mayores ganancias.

De todo esto se ocuparía José María, pero sin amor por la tierra, movido solamente por el afán de ganar dinero de la manera mas simple y sin riesgo posible. Especulación inmobiliaria. Lisa y llana.

Seguimos mañana, sin falsos consensos ni colores de rosa, seguimos mañana contando la historia y las decisiones que siempre, inexorablemente, favorecen a unos mas que a otros. José María, no estaba entre los "otros", el pertenecía a la clase dominante. Pura tensión, una historia que en nuestro país, pocas veces permitiò que las mayorías ganen la pulseada.

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