
El Martes 22 de Mayo de 1810 se desarrolló el Cabildo Abierto, donde se debatieron cuestiones de índole político e ideológico, quebrándose el órden vigente en materia institucional, ya que se decidía reemplazar al Virrey por una Junta de Gobierno que actuaría “en nombre de Fernando VII”, conocida esta maniobra como “la máscara”.
El Miércoles 23 se informó a toda la ciudad-de poco mas de 40.000 almas- y se solicitaba “no perturbar el órden público”.
Hasta acá lo más sabido de estos acontecimientos , incluyendo los términos del debate del día 22.
Pero la parte menos conocida de la Revolución y quizás la más vergonzante, fue la ocurrida un día como hoy: el 24 de Mayo de 1810.
Fue una maniobra del síndico Leyva que por supuesto “Conformó la junta”, pero de una manera tramposa, ya que el nuevo presidente era el anterior Virrey.
La Junta del 24 de Mayo quedó conformada de la siguiente manera: Presidente de la Junta y Comandante de Armas: Baltasar Hidalgo de Cisneros y 4 vocales, dos criollos (Cornelio Saavedra y Juan José Castelli) y dos españoles ( Juan Nepomuceno Solá y José Santos Incháurregui).
A nadie escapó, el intento de seguir manejando el gobierno por parte de España. Es decir que el debate del día 22 de Mayo, era vilmente traicionado, a pesar que había quedado claro que el Virrey debía dejar su cargo.
Fue una especie de “Que se vayan todos” y terminaban, quedándose todos. En esa ocasión fue “Que se vaya el Virrey” y terminaba al frente de la Junta, el mismo Virrey. Obra maestra de la traición, la distracción y el engaño.
Fue una especie de “Que se vayan todos” y terminaban, quedándose todos. En esa ocasión fue “Que se vaya el Virrey” y terminaba al frente de la Junta, el mismo Virrey. Obra maestra de la traición, la distracción y el engaño.
Y Leyva fue mas allá, porque se animó a redactar una especie de reglamento interno para funcionar, formado por 13 artículos (quizás no advirtió la mala suerte del número): la Junta no podía ejercer el poder Judicial y este quedaría en la Audiencia (institución netamente española), que el Cabildo podía deponer a los miembros de esa junta que “faltasen a sus deberes” sin aclarar cuales eran esos “deberes”, podría aprobar nuevos impuestos y sancionaba una “amnistía general” respecto a las opiniones emitidas en el caliente Cabildo del 22.
Por suerte, siempre está el pueblo que encuentra el camino que muchas veces los gobernantes niegan o retacean. Y aquí, ya no fueron solamente las “clases acomodadas” las ofendidas por la traición, sino también las clases populares, los milicianos, esa mezcla de militares-ciudadanos, que respondia a la idea de pueblo en armas.
French y Beruti, hombres de la “legión infernal”, agitadores políticos avezados, avanzaron sobre la plaza y junto con ellos el Regimiento de Patricios y otros formados por “Pardos y Morenos” que advertían en ese movimiento revolucionario alguna solución para su situación de esclavitud.
La sola presencia de Cisneros al frente de la Junta, era una bofetada para el espíritu de lo discutido el 22 de Mayo, no importaba que ya no se llamara Virrey, en definitiva seguía siendo CISNEROS. Los nombres encarnan el cargo hasta confundirse con ellos.
Se temía lo peor, que para mantener esa farsa en el gobierno se tuviera que reprimir a los propios, que poco a poco subían sus calenturas a la plaza mayor (hoy Plaza de Mayo).
También los dirigentes se sintieron interpelados: fundamentalmente Saavedra y Castelli que habían aceptado los cargos en es Junta traidora.
Otros desplegaron su voluntad revolucionaria, calmaron a los mas enardecidos, pidieron un día más de paciencia a French y Beruti, detuvieron a los Patricios y comenzaron a generar las condiciones para un cambio real, donde la cabeza de Cisneros, rodara por el piso.
Ya de noche y luego de un día memorable (del que la historia oficial recuerda poco y nada), Castelli y Saavedra (integrantes de esa Junta sospechada) se presentaron ante Cisneros y le pidieron la renuncia. No lo hizo por escrito, sino verbalmente. Para que no queden dudas, un grupo importante de patriotas armados fue hasta la casa del síndico Leyva y le pidió “amablemente” que convocara al pueblo para el día 25 de Mayo.
Accedió a hacerlo, demostrando que no hay estrategia sucia, ni acción distractiva, ni traición posible, ni doble discurso, cuando el pueblo y sus dirigentes, comprenden cabalmente lo que está en juego. La Primera Junta de Gobierno del 25 de Mayo, tuvo una "hermana menor" impresentable, pero por supuesto, totalmente reemplazable.
Comentarios
Recien ahora me interesa.
Si alguna vez diste una clase sobre esto, me entró x un oído y me salió por el otro.
Abrazo
Creo que muchas veces los intereses concretos de los alumnos hacen que ciertos temas "signifiquen" más y por lo tanto los aprendan para siempre y otras veces, se cumple con el contenido sin que el mismo nos provoque demasiado a entender el presente. Tal vez sea eso Iñaky. Hagamos una prueba: ¿Por qué se dice que San Martín tuvo una estrategia inesperada y por lo tanto genial? ¿Qué tuvo que ver su estrategia con la Revolución de Mayo?. Saludos
Saludos
Pero sigo sintiendo cierto resquemor por las figuras de aquella junta y demás. Creo que han sido utilizadas; no me llevo bien con los mitos patrios. Me parece terrible que la única forma de celebracion de comunidad sea eso y el fútbol.
Prometo estudiar mas.........
Saludos