A 20 años de la violación y asesinato de MARIA SOLEDAD MORALES en Catamarca, estas palabras no solo reflejan aquel acontecimiento luctuoso para toda una provincia que enfrentó al poder desde las Marchas del Silencio, sino que interroga a toda la sociedad Argentina, porque allí donde no hubo justicia está presente MARIA SOLEDAD, allí donde hubo encubrimiento la adolescente nos sopapéa desde su martirio, allí donde el miedo se instala, la comunidad movilizada en aquella ocasión marca el camino a seguir.
Tenía solo 17 años, cuando un lunes 10 de Setiembre de 1990, a las 9,30 de la mañana unos trabajadores dieron con su cadáver en las afueras de Catamarca. Cursaba 5to Año en el Colegio del Carmen de la ciudad.
El fin de semana había participado de un baile para juntar fondos para el viaje de egresados, realizado en la discoteca Le Feu Rouge de la capital Catamarqueña, fiesta de la que salió pero no regresó jamás. El lunes 10, ya muerta, era noticia nacional y fue causa local contra los poderosos del lugar, que intentaron esconder el crímen y victimizar a la víctima.
Siempre sucede y mucho más en una sociedad conservadora y patriarcal como aquella, una víctima de violación es casi siempre culpabilizada antes de buscar a los culpables. Primero se estudia "la moral" y las "buenas costumbres" de la propia víctima, antes que buscar las pistas y cualquier cuestión servirá para distraer acerca de la verdad.
Hoy desde Tres Lomas, también recordamos a MARIA SOLEDAD MORALES, a sus compañeras movilizadas, a sus padres que no cejaron en el pedido de justicia, al liderazgo cívico que ejerció la religiosa Marta Pelloni (cerca de un Jesús sufriente en la tierra, no en abstracto) y nos recordamos que la impunidad nunca es buena compañera, porque construye complicidades que embadurnan la verdad, porque esconde pruebas que son necesarias para la justicia, porque siembra sospechas y dudas premeditadas para poner velos que tapen, porque instala la mentira construida entre pocos como una verdad que jamás alcanzará, porque genera temores que debilitan la autoestima de los pueblos, lastiman la justicia y achican la democracia.
El padre de uno de los acusados del crímen (Guillermo Luque) , era un diputado nacional, llamado Angel Luque. Este dijo ante las cámaras: "Si mi hijo hubiera sido el asesino, el cadáver no habría aparecido, tengo todo el poder para eso". Eso es impunidad, la mas terrible, la que desembozadamente se muestra ante la gente, la que paraliza a todos porque mete miedo.
Pero la Justicia siguió trabajando y el 27 de Febrero de 1998, Guillermo Luque fue condenado a 21 años de prisión por violación seguida de muerte agravada por uso de estupefacientes.
El fallo fue de la Cámara Penal II de Catamarca, después de 87 días de audiencias y 372 testigos que declararon durante 6 meses. Los jueces explicaron en los fundamentos del fallo, acerca de las irregularidades graves que se pudieron observar desde el comienzo mismo del asesinato.
En el caso Catamarqueño fueron los llamado "hijos del poder" (Luque fue el más comprometido, pero hubo otros encubiertos que zafaron), en tanto, casos parecidos en otros lugares adquieren otras características, aunque las víctimas son siempre los más débiles, los pobres como MARIA SOLEDAD son los asesinados y desde el poder, vaya a saber porque cuestiones que se relacionan, en lugar de aportar al esclarecimiento, se convierten en parte del problema, adoptando nuevas formas de impunidad, con mas maquillaje, pero igual de nocivas.
A 20 años, MARIA SOLEDAD, no nos deja solos...simplemente nos sigue hablando.
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