lunes, 14 de enero de 2013

¡YO SOY CHAVEZ¡. UNA LECCION

Si Peròn hubiera muerto en el exilio, lo mejor de él se hubiera recordado, sin mácula; haciendo participar a los trabajadores del proyecto político montado sobre la sustitución de importaciones, el proceso industrial planificado, el mercado interno, los sueldos dignos, el voto femenino, las nacionalizaciones de servicios estratègicos, la constitución del 49, y la organización sindical (por nombrar algunos hitos destacados)


Pero los acontecimientos perversos de la historia Argentina desde 1955 a esta parte y su propio deseo oculto de calzarse el traje de general y jurar ante su pueblo para ser por tercera vez presidente lo colocaron el medio del torbellino que significaron “los 70”, especialmente el año 73. Y allì dejò de ser el padre del estado de bienestar y fue otra cosa, menos el camino criollo al socialismo que pregonò desde Guardia de Hierro para que la juventud lo siguiera.

No era para menos: el Chè ya habìa muerto en Bolivia en 1967, en esa selva hùmeda, traicionado por propios y ajenos, traicionado por su cuerpo asmàtico, errado en la estrategia del foquismo, pero dejando para la posteridad una muerte jòven, entregada a la guerrilla (la revoluciòn en marcha habìa quedado en Cuba).

Y el Chè, al igual que Evita pasan a la inmortalidad con toda la potencia de los cuerpos jóvenes que no fueron sometidos al implacable paso del tiempo en los hombres y mujeres pùblicos.  En cambio, Peròn y Fidel, afrontan los riesgos de gobierno y se desgastan, para la historia y para la estètica revolucionaria que es capaz de poner en remeras rostros de Guevara y Duarte, pero jamàs los de Peròn y de Fidel.

Con Chàvez pasa algo distinto. Ha logrado, desde este lugar de lucha contra la muerte, de deseo por la vida, una inmortalidad que ya es irreversible, pese a los muchos años de gobierno que le produjeron como a todo el mundo el desgaste previsible. Chávez no serà negado en tanto actor lanzado a la revoluciòn que encarna, simboliza y construye, compartirà en eso la suerte del Che y de Evita y jamàs dejò de ser Fidel y Perón: los que tomaron las decisiones que los configuraron (a Peròn hasta su muerte en 1974, a Fidel hasta hoy).

Cuando miraba el 10 de enero el acto en Venezuela y veìa al jòven actor que entrediscursos alzaba su voz y representaba el slogan de las remeras lo veìa claramente: Gritaba “Yo soy Chavez” y los miles presentes replicaban y aplaudian, ante una plana mayor latinoamericana que mostraba la patria grande, en presencia y en discursos.

Winston Vallenilla se llama este jòven actor y animador, levantò al pùblico y con unos pocos papeles arrugados, tomados de su mano, con su gorrita roja y camisa suelta con la imàgen de los ojos del comandante, culminaba una y otra vez, poniendo rodilla en tierra: “YO SOY CHAVEZ” y su mensaje pese a los tiempos verbales, lejos estaba de ellos, era mas plural que nunca, tanto como los estadistas latinoamericanos presentes. Allì está la sìntesis del proceso de y su presencia en las remeras, viva o no viva, el comandante Hugo Chàvez Frìas, ha pasado a la inmortalidad habiendo gobernado en democracia.

En tanto y casi como "daño colateral" , no pude dejar de pensar que  en la Argentina , el talentoso Ricardo Darìn declaraba acerca del aumento del patrimonio de la familia Kirchner. ¿Cuàl serìa el grito de Darìn?: Yo soy….¿que?. 

3 comentarios:

carlos dijo...

¿Yo soy que? se preguntaría Darin: Sin duda se debería contestar ¡Un pelotudo!.

Anónimo dijo...

Carlos creo que es un pelotudo
muy abultado, un Gran Pelotudo
Margarita

carlos bonino dijo...

Darín debería haber contestado ¡ yo soy un pelotudo neutral pacifista, que no confronto, obejtivo, imparcial, moderado, etc., y esta y ninguna época son para estar en el medio de la calle, porque todos sabemos que nos pasa si nos quedamos en el medio de la calle... Subiete a la vereda Darín y decime de que lado estás.
Carlos Bonino.