FERROEXPRESO PAMPEANO: PALIDO RETAZO FERROVIARIO

En horas de la noche se escucha al tam-tam de los vagones, nítido ruido en un pueblo chico que creció alargado en la misma dirección que el tren.
Es un rumor que se prolonga durante varios minutos, acompañado por una bocina mortecina que da un alerta burocrático en los dos pasos a nivel que en ambos extremos de Tres Lomas hacen peligrar a los conductores distraidos.
Es un tren de carga y es casi innecesario decirlo, salvo para los muy despistados, porque los “de pasajeros” quedaron en el recuerdo hace ya tiempo.
Es un tren casi fantasma, imagen viva del descuartizamiento del sistema ferroviario argentino, es el producto del aniquilamiento de un cadáver ferreo que desde 1955 sigue siendo asesinado, como si estuviera vivo, sistemáticamente depredado.

Es el tren de carga que pasa por mi pueblo, como un pálido retazo de la potencia ferroviaria que otrora la Argentina detentó, el viejo y noble Ferrocarril Sarmiento, hoy se llama “Ferroexpreso Pampeano”, fotografía en blanco y negro de su potencial , triste pasaje del ferrocarril que integraba regiones al tren que deja ganancias, del tren que promocionaba viajes al de la empresa que $olo entiende un idioma.

Ferroexpreso Pampeano forma parte ahora de la Red Nacional de Cargas, administrado por Techint, cuando desde principios de la década del 90 fue concecionado por 10 años con opción a otros 10 (como tantas otras líneas con nombres de próceres)
En este sentido le ha faltado al actual gobierno nacional la firmeza necesaria para definir una política referente a los ferrocarriles, no denunciando con la suficiente claridad la depredación, desguace y el calamitoso estado que estos presentan en manos de los “privados” que los administran. Quizàs ahora, esté por llegar ese tiempo.

No habrá solución para la cuestión sin implemenar un plan integrado de transporte ferroviario, que nuevamente unifique regiones y pueblos, actuando como un verdadero elemento amalgamador del desarrollo nacional.
No hay soluciones “privadas” para este tema, ni tampoco soluciones aisladas. Es el Estado Nacional el que debe planificar y corporizar esta temática, porque no alcanzan las buenas intenciones de pobladores honestos-acusados injustamente de nostálgicos- que actúan en forma aislada.

Estos esfuerzos fragmentados (en cada pueblo que languidece hay personas que estan pidiendo por la vuelta del tren) llevan inevitablemente a la frustración, porque no existe en el reclamo la fortaleza política que solo el estado puede garantizar para imponer un proyecto diferente.

El tren que pasa por Tres Lomas, el “Ferroexpreso Pampeano” administrado por Techint se detiene en La Porteña (también sistemáticamente) y allí llena sus vagones la cerealera Cargill, rebosantes del “oro verde sojero” rumbo a puerto y con el tam-tam parsimonioso parte sin apuros . Lo hace con una lógica económica que favorece solo a la concentración, pero sin “devolver la vida” a los casi 1000 pueblos fantasmas que en estos años de neoliberalismo quedaron postrados a su vera, ya no lleva gente, solo cosas para algunas empresas. ESAS EMPRESAS.

Ferroexpreso Pampeano S.A es una empresa privada argentina que desde 1991 opera la infraestructura de cargas del Ferrocarril General Sarmiento y del General Roca, recorriendo exclusivamente la zona pampeana (centro y oeste Bonaerense, este de La Pampa y Sur de Santa Fe), transportando soja, aceite, girasol, maiz, malta, fertilizantes, sorgo y distintos subproductos. Cuenta con mas de 300 estaciones, casi 60 locomotoras y cerca de 1900 vagones de carga, todos producto de la acumulación y el esfuerzo del pueblo Argentino. En estos años , multiplicó varias veces sus ingresos millonarios . El total concecionado es de 5000 km , aunque en operaciones la empresa mantiene precariamente solo 2800 km, pero esa precariedad no le impide transportar muy barato estos productos, aunque la velocidad promedio sea muy baja.

Ferroexpreso Pampeano, es quien realiza el mayor porcentaje del traslado de cereales y subproductos en la Argentina, un negocio estrechamente ligado a la bonanza del campo, negocio que en los comienzos parecía “un lastre” hoy devino en “mina de oro”, porque los volúmenes record de cosechas y exportacion produjeron “el milagro”. En el caso de esta línea el 80 % de sus ingresos proviene del transporte de granos. Pero también es cierto, que este buen negocio fue producto por una renegociación de los contratos en 2001, que los dejó mejor posicionados aún.

Ya no es un servicio público ni un bien nacional, ya no nos pertenece, ya no es del pueblo ni está al servicio del desarrollo. Ya nos ha dejado atrás. La oscura estación de Tres Lomas solo lo verá pasar y perderse en la niebla, recién se detendrá, cuando los imponentes silos de Cargill,en el cercano paraje La Porteña, construidos estrategicamente sobre las vías, lo esperen para cargar.

La contracara da bronca, porque para los pueblos y su desarrollo, el último tren, parece que ya se ha ido.