lunes, 13 de abril de 2015

AMERICA LATINA: "¿Condenada por quien?



Compré la vieja edición cuando era nueva, allá a fines del 82. Con una tapa de cartón color verde oscuro, un caribeño cadavérico  con sombrero de paja repartiendo un panfleto militante en contornos amarillos y luego el nombre impactante: “Las venas abiertas de América Latina” y el nombre de su autor en minúscula: eduardo galeano. Tan simple. Siglo XXI imprimía y publicaba.

También tengo la otra, la mas reciente, comprè dos en estos últimos años, una quedó conmigo, la otra  fue a parar a mi hijo menor, el de 15,  con su respectiva dedicatoria que no viene al caso.  Edición también de Siglo XXI , en tapa impactante negra, con el rostro de la muerte bajo un ropaje tropical engañoso, donde la vida parece efímera en un continente que en los años en que fue escrito, la revolución parecía al alcance de la mano y el diagnóstico regional tan parecido, encadenaba el destino de esta nación inconclusa que es América Latina. 

Y un tercero que recibí de regalo con tapa diferente. Hermosa encuadernación y una contratapa que dice: “Escribí Las Venas para difundir ideas ajenas y experiencias propias que quizás ayuden un poquito en su realista medida, a despejar los interrogantes que nos persiguen desde siempre: ¿es América Latina una región del mundo condenada a la humillación y a la pobreza? ¿Condenada por quién? ¿Culpa de Dios, culpa de la naturaleza? ¿No será la desgracia un producto de la historia, hecha por los hombres y que por los hombres puede por lo tanto ser deshecha?. Este libro fue escrito con la intención de divulgar ciertos hechos que la historia oficial, historia contada por los vencedores, esconde o miente. Sé que pudo resultar sacrílego que este manual de divulgación hablara de economía política en el estilo de una novela de amor o de piratas. Creo que no hay vanidad en la alegría de comprobar, al cabo del tiempo, que Las Venas no ha sido un libro mudo. Eduardo Galeano”.

Entre las  ediciones muestran las diferencias estéticas, pero su peso específico no reside allí, sino en la clarificadora denuncia que aún no cambia, porque los avances logrados no son mas que el afilado de una roca mas dura: oligarquías socias de los imperialismos de turno, despreocupadas por la suerte de sus pueblos.

La primera edición, mas compacta, como una suerte de pequeño ladrillo-por tamaño y por contenido- fue subrayada por mí hace muchos años, en la época en que usaba lápiz para hacerlo, como si alguna inseguridad me impidiera hacerlo con tinta, para que esas impresiones juveniles quedaran allí, sin poder ser borradas.

Solo tomo una frase de la página 3 que además de subrayarla la marqué en el costado (donde apenas si entraba un “muy bueno”)

Dice así: “ La historia del subdesarrollo de América Latina integra, como se ha dicho, la historia del desarrollo del capitalismo mundial. Nuestra derrota estuvo siempre implícita en la victoria ajena, nuestra riqueza ha generado siempre nuestra pobreza  para alimentar la prosperidad de otros: los imperios y sus caporales nativos”


Gracias Eduardo Galeano, por este comienzo que nuevamente encaro a leer, como la mejor forma que encuentro de despedir a un intelectual comprometido con su tiempo y que marcó con este libro las conciencias dormidas, a las que abofeteó contando esta historia de saqueo de todas nuestras repúblicas, las que aún nos  debemos convertirnos  en nación y la derrota definitiva de los poderosos, de los concentradores de riquezas, discursos y sentidos. 

Ellos solo han cambiado de ropajes, como las tapas de los libros de Galeano, pero no han cambiado en su egoísmo. Lo que en Galeano es observación crítica que perdura en el tiempo, en las oligarquías aún vivas aunque disimuladas por conveniencia, solo es antipatria, que es lo mismo que antipueblo. 

Eduardo los desnudó, los puso en pelotas allá por 1971 cuando la primera edición alumbraba las almas. Hoy aún siguen sin ropas y así deben terminar su predominio traicionero, mostrándolos con sus miserias a cuestas, como muchos de los gobiernos de América Latina hacen hoy: el de Cristina entre ellos. 

Su misma existencia es la verdadera victoria de este escritor que desde el hermoso Uruguay, encendía un faro enorme que hoy otras militancias alimentan.