"ESTOS APROVECHADOS PATRIOTAS"

Las palabras del Presidente de la Sociedad Rural Argentina, Hugo Biolcati (el mismo que "anexó" dos calles a su estancia "La Dorita" de 7000 hectáreas en Carlos Casares), promovieron algunas reflexiones en distintos programas de radio y televisión o en notas de diarios, acerca del "orígen" de las tierras de los poderosos.

La frase del discurso de Biolcati, sobre que "los gobiernos pasan, pero la tierra queda" constituye una interpretación forzada sobre el eterno tema del orígen de la patria. Está claro que el hombre cree que EL es la tierra y por lo tanto, pensará "quedar", en tanto el proyecto en marcha de quienes hoy gobiernan "pasará".

La brutalidad de la frase hizo que recordara un libro de los 70, publicado en tres tomos: "Historia Crítica de los Partidos Políticos Argentinos" de Rodolfo Puigross, un intelectual de izquierda que visualizó con claridad la opción del Peronismo como revolución posible en la Argentina del Siglo XX.

Comparto a continuación lo que sostiene el escritor, respecto al "orígen" de la propiedad de las tierras en nuestro país.

"Ciento cincuenta y cuatro personas, que nunca colonizaron, recibieron porque sí, sin el menor justificativo, 2.828.317 hectáreas. De estas 154 peronas, 70 eran militares de alta graduación (20 generales, 38 coroneles, 10 tenientes coroneles, 2 mayores) que obtuvieron hasta el año 1896 trescientas once leguas, o sea ochocientas cuarenta mil hectáreas. Todo ello, aparte de las donaciones que les fueron hechas por la ley de primios militares del año 1885.

Por esta ley, del 5 de setiembre de 1885, se premiaba a los militares que habían intervenido en la conquista de tierra adentro, la conquista del desierto por la expedición del general Roca (1879), con campos de magnitud así escalonada: a los herederos de Adolfo Alsina, 15.000 hectáreas; a cada jefe de frontera, 8.000; a cada jefe de batallòn o regimiento: 5.000; a los sargentos mayores de fronteras, 4.000; a los capitanes y ayudantes mayores de regimiento o batallón, 2.500; a los tenientes primeros y segundos de batallon o regimiento, 2.000; a los sub tenientes, alféreces, abanderados, portaestandartes y todo oficial de las planas mayores de fronteras, 1.500, y a las tropas bonos de CIEN hectáreas.

Los bonos entregados a soldados y civiles se negociaron a 20 centavos la hectáreas (a veces por una demajuana de vino o una compra en la pulpería) y fueron ràpidamente acaparados por especuladores.

Cuando estos aprovechados patriotas tuvieron reunida toda la cantidad de bonos que pudieron acaparar, se presentaron al gobierno relcamando la ubicación. Y el gobierno, solícito, los autorizó a ubicarse donde mejor les pareciera. Hechas las mensuras correspondientes, resultó que el Estado se desprendía en favor de 541 personas de toda esta tierra.

Desde 1876 hasta 1893 se entregaron 41.787.000 hectàreas a familias de abolengo, los favoritos del gobierno y los militares, en algunos casos gratuitamente y en otros a precios irrisorios"

Estos datos, seguramente contextualizan mejor la frase de Biolcati. Ellos no "son la tierra", sino solamente sus espúreos dueños surgidos de matanzas de pueblos originarios, sofocamiento de caudillos populares y explotación de chacareros arrendatarios.

Lástima que esta conciencia, que hoy debiera representar Federación Agraria Argentina que "aró en el mar durante mucho tiempo" , hoy quede librada a la memoria ciudadana, que inexorablemente debemos mantener viva, porque mas que nunca nos habla de lo cotidiano: una Sociedad Rural Argentina, que pese a mostrar "tecnología de punta" a nivel genético y con la maquinaria expuesta, en sus mentes no logran avanzar ni un solo centímetro, es más, esta dirigencia volvería a comprar los "bonos patrióticos" para financiar la "Campaña al Desierto" de Roca y aplaudiría su entrada triunfal a su predio.