Comparto con Uds, intentando comprender mejor la puja reciente vivida en Argentina, un anàlisis de la reconocida Sociòloga Maristella Svampa, publicado en su libro: CAMBIO DE EPOCA, en el capìtulo 12, titulado “Entre las cacerolas y la sojizaciòn: dìas extraños”. Pàginas 233 y 234, quien sostiene lo siguiente respecto al nuevo paradigma agrario:
“ El tercer tema se refiere, claro està, al carácter genèrico de la expresión “campo”. Desde mediados de los años noventa, asistimos al desarrollo de nuevas tramas productivas en el agro argentino, que modificaron bruscamente el modelo local de organización de la producción.
Este nuevo modelo, que se caracteriza por el uso intensivo de biotecnologías de acuerdo con estàndares internacionales (semillas transgènicas a travès de la siembra directa), colocò a la Argentina como uno de los grandes exportadores mundiales de cultivos transgènicos.
Lo cierto es que, para muchos, su èxito inicial no sòlo està relacionado con el agotamiento del modelo anterior, sino con su capacidad “relativa” para articular diferentes actores econòmicos: mientras que en el sector semillero aparecen las grandes empresas multinacionales (como Monsanto y Cargill) y unos pocos grandes grupos econòmicos locales, en el circuito de producción surgen otros actores econòmicos, entre ellos los “terceristas” (los que cuentan con el equipamiento tecnològico), los “contratistas”, suerte de “productores sin tierra” (entre los cuales se incluyen los pooles de siembra y los fondos de inversiòn) y , por supuesto, los pequeños y medianos propietarios, muchos de ellos rentistas.
¿Esto significa entonces que, dada la heterogeneidad de actores que asoman en el nuevo mapa agrario, dicho modelo tendrìa la particularidad de salir de una dinàmica de “ganadores y perdedores”, propia de los años noventa?
Los reclamos de los pequeños y medianos productores, parecieran indicar que el modelo, tal cual aparece hoy, està lejos de ser inclusivo. A esto hay que añadir los desplazamientos de campesinos e indígenas que desde hace años tienen lugar en ciertas provincias situadas en la llamada “frontera agrícola” (las àreas marginales), como Santiago del Estero y Salta, cuyos reclamos no aparecen en la agenda de ninguna de las organizaciones agrarias hoy movilizadas.
Asimismo, no hay que autodefinirse como ambientalista para constatar que el aumento de la rentabilidad en el cultivo de transgènicos viene acompañado del avance de la deforestaciòn y el monocultivo intensivo. Ello, sin contar lo que supone la sojizaciòn del modelo productivo en tèrminos de renuncia a la soberanìa alimentaria nacional”
“ El tercer tema se refiere, claro està, al carácter genèrico de la expresión “campo”. Desde mediados de los años noventa, asistimos al desarrollo de nuevas tramas productivas en el agro argentino, que modificaron bruscamente el modelo local de organización de la producción.
Este nuevo modelo, que se caracteriza por el uso intensivo de biotecnologías de acuerdo con estàndares internacionales (semillas transgènicas a travès de la siembra directa), colocò a la Argentina como uno de los grandes exportadores mundiales de cultivos transgènicos.
Lo cierto es que, para muchos, su èxito inicial no sòlo està relacionado con el agotamiento del modelo anterior, sino con su capacidad “relativa” para articular diferentes actores econòmicos: mientras que en el sector semillero aparecen las grandes empresas multinacionales (como Monsanto y Cargill) y unos pocos grandes grupos econòmicos locales, en el circuito de producción surgen otros actores econòmicos, entre ellos los “terceristas” (los que cuentan con el equipamiento tecnològico), los “contratistas”, suerte de “productores sin tierra” (entre los cuales se incluyen los pooles de siembra y los fondos de inversiòn) y , por supuesto, los pequeños y medianos propietarios, muchos de ellos rentistas.
¿Esto significa entonces que, dada la heterogeneidad de actores que asoman en el nuevo mapa agrario, dicho modelo tendrìa la particularidad de salir de una dinàmica de “ganadores y perdedores”, propia de los años noventa?
Los reclamos de los pequeños y medianos productores, parecieran indicar que el modelo, tal cual aparece hoy, està lejos de ser inclusivo. A esto hay que añadir los desplazamientos de campesinos e indígenas que desde hace años tienen lugar en ciertas provincias situadas en la llamada “frontera agrícola” (las àreas marginales), como Santiago del Estero y Salta, cuyos reclamos no aparecen en la agenda de ninguna de las organizaciones agrarias hoy movilizadas.
Asimismo, no hay que autodefinirse como ambientalista para constatar que el aumento de la rentabilidad en el cultivo de transgènicos viene acompañado del avance de la deforestaciòn y el monocultivo intensivo. Ello, sin contar lo que supone la sojizaciòn del modelo productivo en tèrminos de renuncia a la soberanìa alimentaria nacional”
No hay comentarios:
Publicar un comentario