
Se despidió con su estilo, defendiendo hasta el último día la banca Vecinalista para la que fue elegido. Fue la noche del Viernes 27 de Noviembre , cuando se desarrolló la última Sesión Ordinaria del Concejo Deliberante de Tres Lomas.
Eran varios los concejales que se despedían, pero uno de ellos había sido el presidente del cuerpo entre 2005 y 2007: Mario Isaac Barrio.
Eran varios los concejales que se despedían, pero uno de ellos había sido el presidente del cuerpo entre 2005 y 2007: Mario Isaac Barrio.
Quiero despedirlo desde este blog, como amigo y como militante. Llevó adelante una de las presidencias del cuerpo mas democrática que se recuerde, en un momento complejo que hubiera permitido-si se trabajaba con deslealtad- desgastar mucho al Poder Ejecutivo, ya que el Deliberativo tenía un signo político y el Intendente otro. Pero no es eso lo que èl representa y ante cada situación, se encargaba de aclararlo.
Habiendo ganado la elección de 2005 y sin especulación alguna, acompañó al Ejecutivo en el festejo compartido del Centenario, haciendo de ese acontecimiento una fiesta de todos, que dudo hubiera sido así con la ecuación política al revés.
Fue un presidente del cuerpo amplio y generoso , gestó un Concejo Deliberante distinto, muy dinámico y atento a todos los intereses comunitarios, en algunos aspectos “despintando” al propio Ejecutivo, por simple voluntad de trabajo.
Creó el Concejo Deliberante Juvenil y todos los proyectos que se trataron en las sesiones por los jóvenes ediles, eran analizados luego en las sesiones del Concejo Deliberante real, incluso muchos de ellos aprobados. Docencia desde la función pública.
El de Mario Barrio fue el Concejo Deliberante con record en Sesiones Ordinarias, récord en Proyectos Presentados y récord en Ordenanzas Aprobadas y eso no es producto de la casualidad: hubo esfuerzo, compromiso, claridad y vocación de servicio.
La voz del pueblo siempre estuvo presente en las sesiones ya que las cartas enviadas por los vecinos se multiplicaron y siempre fueron leídas, incluso aquellas que lo pudieran rozar personalmente (recuerdo una carta sobre una antena de radio), sin embargo también fue receptada y tratada como corresponde, haciendo que la cuestión pública fuera transparente, sin ocultamientos ni manipulaciones.
Fue ese un Concejo Deliberante que gestionó muchos y fructiferos viajes a la ciudad de La Plata, donde el mismo presidente del cuerpo construyó relaciones muy importantes con funcionarios provinciales y también nacionales: subsidios, mobiliario, computadoras, pensiones graciables, cuestiones de salud, todo era motivo de preocupación y de “ocupación” de este flaco alto de pelo blanco.
Nunca pidió ni aceptó, ni mucho menos exigió agradecimientos escritos por ninguna gestión realizada, porque su concepción criolla sostenía que “con las necesidades de la gente no se jode”.
Nunca hizo manipulación de quórum, sus concejales siempre estuvieron en el recinto, fuera como fuera el desarrollo de los temas.
Muy organizado, no había mañana que no se apersonara en la pequeña y austera oficina que le habían otorgado después de tortuosas gestiones dentro de la Municipalidad, pero aunque escasa en espacio, la oficina se agrandaba en el esfuerzo para cumplir una tarea destacada.
El viernes dejaste tu último discurso, tu vozarrón inconfundible y las razones siempre sólidas que fundamentan tus palabras, estuvieron allí, como tantas veces, perdiendo o ganando en la votación, eso es lo de menos.
Este viernes de despedida, advierto que se abre un paréntesis en tu vida, a la que no imagino alejada de las cuestiones públicas, por la sencilla razón que así te fuiste construyendo, tu voz en la radio fue, es y será también la “cosa” pública y sin dudas, “tu voz” en la política no ha dicho aún, su última palabra.
Decía Perón: “Ahora vendrán, los que bueno me harán”. Vos no precisas de esta frase cargada de la sabiduría histórica del Perón en el exilio, porque ya se sabe que hoy el Deliberante es un apéndice más del Poder Ejecutivo Municipal, sin autonomía ni vuelo propio, solo salvado por alguna intervención lúcida de aquel que se anime a romper el discurso hegemónico de los amanuenses que dicen “todo está bien”, mientras el debate se minimiza, la conciencia colectiva se achata y la siesta política intenta imponerse.