Comparto con ustedes un texto del libro “VOLVER AL PAIS DE LOS ARAUCANOS”, publicación de Raùl Mandrini y Sara Ortelli (Editorial Joven Ensayo).
El texto pertenece al Capìtulo 2, titulado “Tres Siglos de Historia”, subtìtulo “La Araucanizaciòn de las Pampas”.
Nuestra zona estuvo poblada antes de los araucanos por otras tribus, pero la historia cuenta que fueron “absorbidos” por otros aborígenes, venidos “del oeste”, hoy Chile.
El libro dice lo siguiente:
“El tèrmino “araucanizaciòn” suele usarse para designar dos procesos estrechamente vinculados pero que no deben confundirse. Por un lado, la difusión de influencias y elementos culturales de orìgen chileno que fueron incorporados por las poblaciones de la regiòn; por otro, el asentamiento en ella de grupos de mapuches chilenos.
Considerado en forma global, el proceso habrìa comenzado en el siglo XVII, o tal vez antes, en la regiòn cordillerana , para extenderse, en forma lenta y paulatina, hacia el sur mendocino y las llanuras. Consistiò en la difusión de elementos culturales-le lengua misma, pero tambièn el tejido, la metalurgia, el cultivo, y un conjunto de costumbres, creencias y rituales-y en el desplazamiento de pequeños grupos de indios chilenos y de la cordillera ya araucanizados. Esos contactos eran, probablemente, anteriores a la llegada de los europeos.
De todos modos, no hubo en esta primera etapa asentamientos importantes de población indígena chilena en la pampa. El interès de los araucanos se centraba sobre todo en la riqueza ganadera de la regiòn y, logrado el botìn deseado, retornaban a su tierra, aunque con frecuencia compraban esos animales a los indios pampeanos o a los de la cordillera, que actuaban de intermediarios.
La situación cambiò en las primeras dècadas del siglo XIX, cuando importantes contingentes chilenos-varios caciques con sus guerreros y familias-se establecieron en la regiòn, empujados por la guerra de la independencia que, luego de la batalla de Maipú (1818), se habìa instalado en el sur de Chile. Allì, tanto los jefes realistas como los revolucionarios buscaron atraer a los grupos araucanos, que durante los primeros años de la revoluciòn habìan permanecido en paz, incorporando contingentes indígenas a sus tropas. La guerra que siguió-que durò unos tres años, hasta 1821- fue cruel y despiadada.
Para salvar sus vidas y escapar a las represalias y las destrucciones provocadas por la guerra, muchos jefes vencidos y algunos caciques que habìan permanecido neutrales iniciaron una dura marcha a travès de la cordillera para buscar en las pampas, regiòn que les era bien conocida un nuevo hogar. Allì se establecieron con sus guerreros y sus familias, y el intenso mestizaje entre los recièn llegados y la población indígena local acelerò la araucanizaciòn de la pampa. Al mismo tiempo, se estrecharon los vìnculos con las poblaciones indias del sur de Chile, donde muchos de los emigrados habìan dejado amigos y parientes.
El proceso culiminò a mediados del siglo XIX. Para ese entonces, las pampas constituìan una enorme unidad lingüística y cultural que se prolongaba hasta el Pacìfico en la llamada Araucanìa Chilena. Esa època presenciò el màs alto nivel de poderìo y de organización de la sociedad indígena. Tambièn fueron èsos los años de mayor enfrentamiento entre la confederación india que se habìa formado en las pampas y el naciente Estado nacional argentino que emergìa en 1853”
El Dr Oscar Alende, màximo dirigente del Partido Intransigente en su libro “Marcha al Sur” decìa que la “araucanizaciòn de la pampa” habìa creado una especie de “estado tapòn” , un obstáculo para el verdadero y definitivo dominio del territorio nacional a manos de la oligarquía gobernante.
El texto pertenece al Capìtulo 2, titulado “Tres Siglos de Historia”, subtìtulo “La Araucanizaciòn de las Pampas”.
Nuestra zona estuvo poblada antes de los araucanos por otras tribus, pero la historia cuenta que fueron “absorbidos” por otros aborígenes, venidos “del oeste”, hoy Chile.
El libro dice lo siguiente:
“El tèrmino “araucanizaciòn” suele usarse para designar dos procesos estrechamente vinculados pero que no deben confundirse. Por un lado, la difusión de influencias y elementos culturales de orìgen chileno que fueron incorporados por las poblaciones de la regiòn; por otro, el asentamiento en ella de grupos de mapuches chilenos.
Considerado en forma global, el proceso habrìa comenzado en el siglo XVII, o tal vez antes, en la regiòn cordillerana , para extenderse, en forma lenta y paulatina, hacia el sur mendocino y las llanuras. Consistiò en la difusión de elementos culturales-le lengua misma, pero tambièn el tejido, la metalurgia, el cultivo, y un conjunto de costumbres, creencias y rituales-y en el desplazamiento de pequeños grupos de indios chilenos y de la cordillera ya araucanizados. Esos contactos eran, probablemente, anteriores a la llegada de los europeos.
De todos modos, no hubo en esta primera etapa asentamientos importantes de población indígena chilena en la pampa. El interès de los araucanos se centraba sobre todo en la riqueza ganadera de la regiòn y, logrado el botìn deseado, retornaban a su tierra, aunque con frecuencia compraban esos animales a los indios pampeanos o a los de la cordillera, que actuaban de intermediarios.
La situación cambiò en las primeras dècadas del siglo XIX, cuando importantes contingentes chilenos-varios caciques con sus guerreros y familias-se establecieron en la regiòn, empujados por la guerra de la independencia que, luego de la batalla de Maipú (1818), se habìa instalado en el sur de Chile. Allì, tanto los jefes realistas como los revolucionarios buscaron atraer a los grupos araucanos, que durante los primeros años de la revoluciòn habìan permanecido en paz, incorporando contingentes indígenas a sus tropas. La guerra que siguió-que durò unos tres años, hasta 1821- fue cruel y despiadada.
Para salvar sus vidas y escapar a las represalias y las destrucciones provocadas por la guerra, muchos jefes vencidos y algunos caciques que habìan permanecido neutrales iniciaron una dura marcha a travès de la cordillera para buscar en las pampas, regiòn que les era bien conocida un nuevo hogar. Allì se establecieron con sus guerreros y sus familias, y el intenso mestizaje entre los recièn llegados y la población indígena local acelerò la araucanizaciòn de la pampa. Al mismo tiempo, se estrecharon los vìnculos con las poblaciones indias del sur de Chile, donde muchos de los emigrados habìan dejado amigos y parientes.
El proceso culiminò a mediados del siglo XIX. Para ese entonces, las pampas constituìan una enorme unidad lingüística y cultural que se prolongaba hasta el Pacìfico en la llamada Araucanìa Chilena. Esa època presenciò el màs alto nivel de poderìo y de organización de la sociedad indígena. Tambièn fueron èsos los años de mayor enfrentamiento entre la confederación india que se habìa formado en las pampas y el naciente Estado nacional argentino que emergìa en 1853”
El Dr Oscar Alende, màximo dirigente del Partido Intransigente en su libro “Marcha al Sur” decìa que la “araucanizaciòn de la pampa” habìa creado una especie de “estado tapòn” , un obstáculo para el verdadero y definitivo dominio del territorio nacional a manos de la oligarquía gobernante.
La regiòn de Tres Lomas, pertenecìa a ese “estado tapòn”, derrotado con la conjunciòn de las fuerzas de la modernidad: ferrocarril, fusiles, telégrafo y capitales varios que financiaron la llamada “Campaña al Desierto”.
Nuestro pueblo es hijo de ese proceso: consolidación de la derrota definitiva del “salvaje” y triunfo definitivo del “progreso”.
Nuestro pueblo es hijo de ese proceso: consolidación de la derrota definitiva del “salvaje” y triunfo definitivo del “progreso”.
Los pampas o mal llamados “indios Argentinos” no pudieron mantener sus propias tradiciones locales y fueron los araucanos (Chilenos en tèrminos de anacronismo històrico) quienes configuraron su cultura definitivamente.
Datos de la historia que muestran la heterogeneidad de etnias y los actores sociales de entonces, sus conflictos, intereses y conquistas internas, mucho antes que los europeos recalaran entre nosotros. Esta riqueza explicativa, muchas veces es desconocida o minimizada en la escuela, otras veces simplificada en demasìa, cuando no, aniñada en el relato. Este libro, que llegò a todos los colegios pùblicos, realiza un abordaje correcto, està redactado en forma amena y didàctica y permite al docente, afrontar la temàtica de una forma compleja y mùltiple. Tal como lo fue. Serà sin dudas un gran recurso para explicar esa etapa.
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