En los años 30, en casi todo el mundo, se abrìa un perìodo de intensa intervención del Estado en cuanto a obtener alivio a las necesidades comunitarias. Estados Unidos y su “Nuevo Orden” fue el gran ejemplo en la materia.
En todos los paìses occidentales de larga tradición democràtica se comenzaba a abandonar el modelo del Estado ausente de la vida econòmica y social. Surgìa el llamado “Estado de Bienestar” como conductor de un proceso tendiente a una mas justa distribución de los recursos de una naciòn.
En Argentina, si bien este proceso tuvo una tibia gènesis anterior, la llegada del Peronismo al gobierno, muestra el verdadero desarrollo del modelo: El estado se constituye en promotor de una economìa al servicio de toda la naciòn, defensor de los derechos sociales y garante de la Justicia Social.
Y lo que pareciò un “tapaparches” en los 30, ahora fue un plan sistemàtizado; la conducción del gobierno peronista, por primera vez en la historia de nuestro paìs, promueve, organiza y realiza una tarea de PLANIFICACION.
Una vez convertido en presidente constitucional, Juan Peròn, impulsarà dos planes quinquenales (un quinquenio: 5 años), que recorrieron no solo las temàticas econòmicas, sino tambièn las polìticas, sociales y culturales.
Un investigador alemàn, Peter Waldmann (no un militante Peronista) estudiò este tema desde la perspectiva de las Ciencias Sociales y al respecto sostiene:
“Los planes quinquenales figuran entre los logros mas importantes del règimen. La importancia de tal logro sólo se apreciará debidamente si se tiene en cuenta que por ese entonces se tenía bastante poca experiencia en materia de planificación del desarrollo de la sociedad en su conjunto. Si bien es cierto que antes de la Segunda Guerra Mundial, ya habìa existido un plan hexanal mejicano, en 1933, un plan quinquenal turco, en 1934, y los cèlebres planes quinquenales de Stalin , los planes econòmicos y sociales, solo se convirtieron en reconocidos instrumentos de la polìtica de desarrollo hacia fines de la dècada del 40. Peròn tiene el mèrito de haber sido uno de los primeros estadistas del Tercer Mundo que reconocieron la importancia de tal instrumento y lo utilizaron en beneficio de su paìs”
Evidentemente esto no se hizo solo con discursos ni arengas polìticas, fue necesario establecer un poder econòmico que permitiera emprender estos proyectos, por eso el poder del Estado Nacional se volcò hacia el dominio de los factores claves de decisión. El IAPI (nota anterior) fue un claro ejemplo. Otro fue el camino de las nacionalizaciones, como forma de alcanzar la meta fijada.
Los logros mas importantes de estos planes se alcanzaron en el campo del crecimiento industrial.
Solo a modo de ejemplo: En 1948 habìa 81.900 establecimientos industriales; en 1954 eran 151.800.
El personal empleado en 1948 era de 1.169.000 trabajadores, llegandose en 1954 a 1.557.000
El valor de lo que produciamos, pasò de 23.100.000.000 en 1948, a 80.900.000.000 en 1954.
El crecimiento era claro, pero aùn falta algo para explicar el logro social del Peronismo: el reparto de esa riqueza generada.
En 1946 el ingreso nacional se repartìa asì: Empresarios, propietarios y rentistas: 55 %. Trabajadores: 45 % (mirado desde el reparto actual de la Argentina, esto es ya un logro), pero en 1954, la distribución mejorò aùn mas para las mayorías : los sectores del capital 44 %, los sectores del trabajo: 56 %. Claro, un año después, en 1955, un golpe de estado derrocaba a Peròn. ¿Se entiende no?.
Es importante tener en claro estos datos incontestables de nuestra historia, porque pareciera haberse naturalizado la desigualdad en que la Argentina se ha debatido en las ùltimas dècadas. Hubo mejores èpocas , dìas mas felices para el pueblo. Y esto no es “todo tiempo pasado fue mejor”, sino el intento de “mostrar” que la acciòn polìtica de los gobiernos y la herramienta estatal, pueden convertirse, en garantes de la desigualdad, o en planificadores del bienestar popular. Cristina y su gobierno, estàn en este ùltimo camino. Otros no lo quieren.
En todos los paìses occidentales de larga tradición democràtica se comenzaba a abandonar el modelo del Estado ausente de la vida econòmica y social. Surgìa el llamado “Estado de Bienestar” como conductor de un proceso tendiente a una mas justa distribución de los recursos de una naciòn.
En Argentina, si bien este proceso tuvo una tibia gènesis anterior, la llegada del Peronismo al gobierno, muestra el verdadero desarrollo del modelo: El estado se constituye en promotor de una economìa al servicio de toda la naciòn, defensor de los derechos sociales y garante de la Justicia Social.
Y lo que pareciò un “tapaparches” en los 30, ahora fue un plan sistemàtizado; la conducción del gobierno peronista, por primera vez en la historia de nuestro paìs, promueve, organiza y realiza una tarea de PLANIFICACION.
Una vez convertido en presidente constitucional, Juan Peròn, impulsarà dos planes quinquenales (un quinquenio: 5 años), que recorrieron no solo las temàticas econòmicas, sino tambièn las polìticas, sociales y culturales.
Un investigador alemàn, Peter Waldmann (no un militante Peronista) estudiò este tema desde la perspectiva de las Ciencias Sociales y al respecto sostiene:
“Los planes quinquenales figuran entre los logros mas importantes del règimen. La importancia de tal logro sólo se apreciará debidamente si se tiene en cuenta que por ese entonces se tenía bastante poca experiencia en materia de planificación del desarrollo de la sociedad en su conjunto. Si bien es cierto que antes de la Segunda Guerra Mundial, ya habìa existido un plan hexanal mejicano, en 1933, un plan quinquenal turco, en 1934, y los cèlebres planes quinquenales de Stalin , los planes econòmicos y sociales, solo se convirtieron en reconocidos instrumentos de la polìtica de desarrollo hacia fines de la dècada del 40. Peròn tiene el mèrito de haber sido uno de los primeros estadistas del Tercer Mundo que reconocieron la importancia de tal instrumento y lo utilizaron en beneficio de su paìs”
Evidentemente esto no se hizo solo con discursos ni arengas polìticas, fue necesario establecer un poder econòmico que permitiera emprender estos proyectos, por eso el poder del Estado Nacional se volcò hacia el dominio de los factores claves de decisión. El IAPI (nota anterior) fue un claro ejemplo. Otro fue el camino de las nacionalizaciones, como forma de alcanzar la meta fijada.
Los logros mas importantes de estos planes se alcanzaron en el campo del crecimiento industrial.
Solo a modo de ejemplo: En 1948 habìa 81.900 establecimientos industriales; en 1954 eran 151.800.
El personal empleado en 1948 era de 1.169.000 trabajadores, llegandose en 1954 a 1.557.000
El valor de lo que produciamos, pasò de 23.100.000.000 en 1948, a 80.900.000.000 en 1954.
El crecimiento era claro, pero aùn falta algo para explicar el logro social del Peronismo: el reparto de esa riqueza generada.
En 1946 el ingreso nacional se repartìa asì: Empresarios, propietarios y rentistas: 55 %. Trabajadores: 45 % (mirado desde el reparto actual de la Argentina, esto es ya un logro), pero en 1954, la distribución mejorò aùn mas para las mayorías : los sectores del capital 44 %, los sectores del trabajo: 56 %. Claro, un año después, en 1955, un golpe de estado derrocaba a Peròn. ¿Se entiende no?.
Es importante tener en claro estos datos incontestables de nuestra historia, porque pareciera haberse naturalizado la desigualdad en que la Argentina se ha debatido en las ùltimas dècadas. Hubo mejores èpocas , dìas mas felices para el pueblo. Y esto no es “todo tiempo pasado fue mejor”, sino el intento de “mostrar” que la acciòn polìtica de los gobiernos y la herramienta estatal, pueden convertirse, en garantes de la desigualdad, o en planificadores del bienestar popular. Cristina y su gobierno, estàn en este ùltimo camino. Otros no lo quieren.
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